Monición de entrada
Hermanos, bienvenidos a la celebración de la Eucaristía en este Vigésimo tercer domingo del tiempo ordinario. Las lecturas de hoy delatan la predilección de Dios por los pobres, los marginados y los enfermos. En la curación del sordo mudo por parte de Jesús, comienza a realizarse la esperanza mesiánica de los pobres tal como lo anunciaba, ocho siglos antes de Cristo, Isaías. Sigamos, pues, el consejo de Santiago el Menor: en nuestra caridad y en nuestra vida ordinaria de cada día, no hagamos acepción de personas.