Celebración de la Fiesta de las Familias! Cardenal Rouco: "Hay muchos niños ya que no tienen casa"

Habla el cardenal Rouco, ante la celebración de la Fiesta de las Familias:

«Hay muchos niños ya que no tienen casa»
La celebración pública, en Madrid, del Día de la Familia, en torno a la Sagrada Familia, regresa, el día 2 de enero, a la plaza de Colón, y, un año más, tendrá un carácter marcadamente europeo, con presencia de familias, cardenales y obispos de todo el continente. «La familia está siendo atacada», con devastadores efectos en España y Europa, advierte el cardenal arzobispo de Madrid. Y, en esa situación, es tan importante dar testimonio ante la sociedad de la verdad del matrimonio y de la familia, como acompañar en sus dificultades a las familias cristianas

Va a celebrarse públicamente en Madrid, por cuarta vez, la Fiesta de las Familias… 
La primera cuestión a la que debíamos dar respuesta es a si manteníamos el Día de la Familia con el formato pastoral de años pasados. Nos pareció que debíamos continuar con la celebración, que se ha consolidado en el calendario de la Iglesia en Madrid, en España y en Europa. La situación de la familia, vista desde los ojos de la responsabilidad pastoral o de la misión de la Iglesia, es extraordinariamente difícil; crítica, incluso, con enormes problemas que la acechan, desde el punto de vista legislativo, desde el punto de vista político y desde el punto de vista cultural. Los efectos, por otro lado, de ese constante cuestionamiento de la esencia y de los valores fundamentales del matrimonio y la familia produce unos efectos que empieza a notarlos ya todo el mundo, también aquellos que no habían querido registrarlos antes. El más patente es el problema demográfico. El segundo, la crisis psicológica, espiritual y moral de las generaciones jóvenes, lo que conlleva la pérdida del sentido de futuro, del valor de la entrega y del sacrificio… Todo eso está hoy en crisis. Y la crisis del sistema educativo también tiene que ver mucho con la crisis de la familia. No se sabe, de hecho, dónde se desencadenó este proceso, si en la familia, o en la escuela, con el sistema educativo siempre en manos del Estado en los países del sur de Europa, con un sistema estatalizado hasta el máximo. Probablemente, se trata de un fenómeno complejo, donde la interconexión de las causas es permanente.

¿Y qué aporta, frente a todos esos problemas, la celebración pública del Día de la Familia, en torno a la fiesta de la Sagrada Familia?
En primer lugar, fortalecer el ánimo y la vocación familiar de los matrimonios de las comunidades cristianas es importante. Y fortalecerlo a través de una experiencia y vivencia muy intensa de la realidad de la Iglesia. Ahí es donde encuentran acogida, apoyo, y donde pueden vivir la experiencia de matrimonio y de familia con mayor verdad y con mayor gozo. Familias de España y de toda Europa nos han hecho llegar sus testimonios, y agradecen mucho la ocasión de celebrar las familias juntas la Eucaristía, de renovar el Evangelio de la familia, de compartir públicamente su alegría, de que los niños tengan su protagonismo en la celebración…
Y también es muy importante que proclamemos y testimoniemos de forma clara, y perceptible por la gran opinión pública, que la verdad del matrimonio y la verdad de la familia son inseparables. Si la verdad del matrimonio no funciona, tampoco va a funcionar la verdad de la familia. Eso es clave. Que lo oigan y que lo vean los ciudadanos. En una sociedad libre, la expresión de las convicciones se puede hacer de esa manera pública, y nosotros lo hacemos así.

También habrá cabalgata de los Reyes Magos…
La cabalgata es muy importante, de entrada, para que los niños sepan quiénes son los Reyes. Lo peor de todo es la forma de carnaval con la que se tiende a celebrar una costumbre que tiene un contenido en relación estrecha con el Evangelio de la infancia del Señor. No se puede secularizar hasta tal punto, desnaturalizarlo radicalmente. Tendremos la ocasión de que pasen los Reyes para adorar al Niño Jesús por Madrid el día 2 de enero. ¡Y serán los auténticos! Los otros, no se sabe si serán los verdaderos o los falsos…

Europa ha dejado de tener hijos, y ahora está preocupada por las pensiones.
Es algo, en realidad, que estaba ya previsto. Los sociólogos y los economistas más ilustres lo preveían. Hay literatura científica rigurosa sobre este asunto desde hace 25 ó 30 años. No hacía falta ser profeta para saber lo que iba a venir. Naturalmente, llegados a este punto, no se resuelve el problema sin atajar la raíz del mismo, que es la crisis de la familia, la crisis del matrimonio… Se puede buscar alguna solución para paliar el problema, como ha ocurrido con la política migratoria, pero ya se ha visto que eso no basta. Hay que poner en relación, como hace el Papa en la encíclica Caritas in veritate, los problemas actuales de la economía mundial con la crisis de conciencia moral y con la crisis de las realidades más básicamente humanas, el matrimonio y la familia. No se puede ignorar el alma cuando se habla de economía, como nos advierte Benedicto XVI.

En su discurso de felicitación navideña a la Curia romana, el Papa ha comparado la situación actual con la decadencia del Imperio Romano, y ha advertido de que «el consenso moral se está disolviendo» y, con él, falta el «consenso sin el cual las estructuras jurídicas y políticas no funcionan».
Es evidente. Ése es el gran tema que abordó, siendo cardenal, en el diálogo con Jürgen Habermas en 2004: los fundamentos prejurídicos de la democracia. Es un proceso histórico que viene afianzándose y ahondando en su gravedad y en sus consecuencias, sin que muchos hayan querido todavía tomar conciencia de él. El problema -apunta el Papa- es el relativismo: Haga usted lo que quiera; procure no matar al vecino, pero por lo demás… Y, al final, uno termina por matar al vecino.

Al colegio se lleva a los hijos a formarlos, pero la educación se lleva puesta de casa. ¿Está de acuerdo?
Primero habría que preguntar si hay casa… Hay muchos niños que no pueden decirlo ya. Y no son pocos.

¿Nos la jugamos en la familia, en la educación, en los medios de comunicación…?
En primer lugar, es evidente, en la familia. Pero la familia está siendo atacada. Y esto es un fenómeno que tiene mucha relación con el sistema educativo y con los medios. Para que funcione medianamente bien la relación familia-sistema educativo-medios de comunicación, tiene que haber un clima de verdadera libertad y respeto a los derechos fundamentales de las personas y de los grupos sociales.

¿Cree usted que los ataques a las familias han calado en la sociedad española?
Hay efectos indudables en la vida, en la práctica de los españoles, aunque creo que no tanto en sus convicciones… Hay una distancia entre lo que uno quiere para sí, y la realidad que se resigna a vivir. Hay una distancia entre las convicciones de la mayoría de los españoles, que siguen intactas en lo que se refiere a la verdad del matrimonio y de la familia, y la disolución en la práctica de las costumbres, en las que sí han calado los ataques de forma devastadora.

¿Se dan cuenta los gobernantes españoles de que la familia les está salvando los muebles en la crisis?
No sé si se darán cuenta, pero ciertamente, en España, si las familias fallaran a la hora de resolver problemas de pérdida de trabajo, etc.; o si fallase la Iglesia, la situación sería insostenible. Pensemos en Cáritas, cuando ya los problemas son más grandes. Y Cáritas se nutre de los fieles de la Iglesia, que se sacrifican en todas las suscripciones y en las colectas… Gracias a ellos, los ingresos han aumentado, y se está pudiendo responder a las necesidades y a las angustias de mucha más gente. Y eso es, en su práctica totalidad, trabajo de voluntarios: desde la recolección y administración del dinero, hasta la acogida a la gente en el despacho parroquial y la atención que se les presta. Es una red humana de experiencia cristiana de caridad, abierta a los hermanos que forman parte de la Iglesia, y abierta de igual manera a los que no, porque en las parroquias se ayuda a todo el que viene. Es como si la Iglesia fuese una gran familia y tuviese la puerta siempre abierta, como san Isidro y santa María de la Cabeza, y todo el que pasara por ahí supiera que ahí hay un plato de comida.

La situación tan clara de crisis, ¿abre vías de diálogo con el mundo secularizado? ¿Percibe allí más receptividad hacia lo que la Iglesia tiene que decir sobre la familia, sobre el valor de la vida…? 
No lo sé… La verdad es que no tenemos datos para suponer que el mundo secularizado está volviendo a la verdad -hablo de verdad, no de ideal- del matrimonio y de la familia. La práctica del aborto sigue siendo muy alta, las rupturas familiares son enormes. A menudo se producen situaciones totalmente incomprensibles, como cuando un señor de 60 años se separa de su mujer, con la que lleva casado 35 años. ¡Y abuelos de 80 años! ¡¿Pero nos hemos vuelto locos?!

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

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