“La evangelización de la cultura”, un nuevo carisma que toca varios ámbitos: hospitales, escuelas parroquiales u obras de misericordia. Dan testimonio vivo y cotidiano las Hermanas del Verbo Encarnado que, a pocos metros de la Basílica de la Natividad en Belén, gestionan una casa para niños discapacitados. En la casa “Hogar Niño Dios”, viven 21 niños, acogidos por haber sido abandonados a causa de sus discapacidades (graves, en algunos casos) o porque existe una situación familiar difícil que no garantiza las condiciones adecuadas para cuidarlos.
“Hay niños que viven en la casa una situación muy particular, por ejemplo beduinos que en casa no tienen calefacción y que la niña sufre de problemas del corazón, no puede vivir en la casa porque no hay agua, no hay luz y la mamá gentilmente nos ha pedido tenerla”.
Para cuidar a estos niños, que necesitan mucha atención, existen 5 hermanas ayudadas sólo por dos señoras, una encargada de la casa y la otra de la cocina. Pero también cuentan con la afortunada colaboración de algunos voluntarios, sobre todo italianos.
“Sí, día y noche, de las 6 de la mañana a las 6 del día siguiente. Cada noche las hermanas se turnan para dormir con los niños como una enfermera que permanece en la noche cuando le toca el turno”.
El Instituto del Verbo Encarnado es una congregación católica argentina fundada en 1984. Al final de su 25° año de vida, en 2009, pudo abrir nuevas casas en lugares que son un desafío para la evangelización en Medio Oriente: Gaza, Irak, Siria, Jordania y Egipto, como nos cuenta sor María, recientemente llegada a Belén después de que la casa en Alejandría fuera temporalmente cerrada por motivos de seguridad.
“También en Egipto hay muchos niños víctimas de la violencia. Nosotras buscamos recibir a los más necesitados. En Egipto el número de niños pobres es impresionante. No podemos acogerlos a todos porque no tenemos la estructura y suficientes hermanas...en Egipto, también y sobre todo, los niños están sufriendo mucho”.
Vivir de la Providencia forma parte del carisma: la casa de Belén se sostiene con la ayuda del Patriarcado Latino de Jerusalén y con donativos de personas de buena voluntad.
“Esta casa en la que estamos ahora no es nuestra, gracias a Dios hay muchos niños que quieren venir y vivir con nosotros pero no hay el espacio para acogerlos a todos, entonces gracias al Unitalsi hemos tenido la posibilidad de ampliar un poco la casa, de hacerla mucho más grande, pero estamos pidiendo fondos porque no logramos alcanzar la suma. Nos encontramos en dificultades. Hace ya diez meses que estamos aquí, y ahora estamos esperando a gente generosa que nos ayude para poder volver a nuestra casa, para poder acoger a otros niños”.
Fuente: H2ONews.
