Cuando en nuestra sociedad se menciona la expresión "Jueves Santo", pronto se piensa en el amor cristiano. La razón está en lo que dice el 4º Evangelio al referirse a los acontecimientos de la Última Cena: "Jesús, habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo". Precisamente es en ese Evangelio donde podemos leer que el amor es el distintivo del cristiano, hasta el punto de que quien contempla cómo se aman algunos, ha de reconocer en esas personas a los discípulos de Jesús. Por este motivo el Jueves Santo es en nuestra sociedad el "Día del Amor Fraterno".
Pero hay otros aspectos que rememorar en esa celebración. El cristiano sabe que en ese día se conmemora la Institución de la Eucaristía. En la Última Cena Jesús tomó pan en sus manos, dio gracias al Padre, lo bendijo, y, después de decir "Tomad y comed, esto es mi Cuerpo", lo entregó a sus discípulos para que lo comieran. Algo semejante hizo con una copa de vino, que pasó a sus discípulos para que lo bebieran. Había pronunciado las palabras "Éste es el cáliz de mi sangre, que se derrama por todos. Haced esto en conmemoración mía". Por eso, al celebrar "la Cena del Señor, que es la Misa, Fracción del Pan o Eucaristía", renovamos lo que Jesús ha hecho, anunciando su muerte y proclamando su resurrección, hasta que Él vuelva glorioso.
Otro aspecto que se conmemora hoy, teniendo en cuenta lo que Jesús ha realizado al final de su vida, es la Institución del Sacerdocio. Las palabras de Jesús "haced esto en conmemoración mía", que repite el sacerdote cada vez que celebra la Misa, al finalizar la consagración, son las que pronunció Jesucristo en la Última Cena, para convertir a sus discípulos en sacerdotes de la Nueva Alianza, del nuevo trato del pueblo creyente con Dios, en virtud de la sangre de Cristo, derramada por nuestros pecados, para hacernos dignos ante el Padre.
Así pues, el Jueves Santo tenemos un triple recuerdo: Institución de la Eucaristía, Institución del Sacerdocio y Día del Amor Fraterno.
Pero hay otros aspectos que rememorar en esa celebración. El cristiano sabe que en ese día se conmemora la Institución de la Eucaristía. En la Última Cena Jesús tomó pan en sus manos, dio gracias al Padre, lo bendijo, y, después de decir "Tomad y comed, esto es mi Cuerpo", lo entregó a sus discípulos para que lo comieran. Algo semejante hizo con una copa de vino, que pasó a sus discípulos para que lo bebieran. Había pronunciado las palabras "Éste es el cáliz de mi sangre, que se derrama por todos. Haced esto en conmemoración mía". Por eso, al celebrar "la Cena del Señor, que es la Misa, Fracción del Pan o Eucaristía", renovamos lo que Jesús ha hecho, anunciando su muerte y proclamando su resurrección, hasta que Él vuelva glorioso.
Otro aspecto que se conmemora hoy, teniendo en cuenta lo que Jesús ha realizado al final de su vida, es la Institución del Sacerdocio. Las palabras de Jesús "haced esto en conmemoración mía", que repite el sacerdote cada vez que celebra la Misa, al finalizar la consagración, son las que pronunció Jesucristo en la Última Cena, para convertir a sus discípulos en sacerdotes de la Nueva Alianza, del nuevo trato del pueblo creyente con Dios, en virtud de la sangre de Cristo, derramada por nuestros pecados, para hacernos dignos ante el Padre.
Así pues, el Jueves Santo tenemos un triple recuerdo: Institución de la Eucaristía, Institución del Sacerdocio y Día del Amor Fraterno.
Jueves Santo.
Fuente: Pastoral Santiago.
