Domingo XXIV del Tiempo Ordinario (11/09/2011)


MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a esta asamblea de hermanos que se quieren. Nos reunimos de nuevo para compartir la Eucaristía. Es, como decíamos, una asamblea de hermanos que tenemos en común un Padre Dios que ama sin límites a sus criaturas, con un corazón misericordioso, que entiende nuestros fallos y contradicciones. Y ante ello es un buen momento, para reconocernos pecadores, limitados, deudores; pero pecadores perdonados por una misericordia y ternura infinitas. ¿Me creo de verdad perdonado? Porque ésta será la base para que yo sea capaz de perdonar a los demás. Pidamos al Señor su Gracia, para que nos haga ver que no solamente nos acogemos de verdad el perdón de Dios, si no estamos dispuestos a perdonar a los demás. Y con esa idea iniciemos con nuestra mayor alegría la celebración de hoy.

1ª LECTURA: LECTURA DEL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO 27,33-28,9

El furor y la cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona las ofensas a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL. SALMO 102

R.- EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO, LENTO A LA IRA Y RICO EN CLEMENCIA.

Bendice, alma mía, al Señor, 
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, 
y no olvides sus beneficios. R.-

Él perdona todas tus culpas 
y cura todas tus enfermedades; 
él rescata tu vida de la fosa 
y te colma de gracia y de ternura. R.-

No está siempre acusando 
ni guarda rencor perpetuo.
No nos trata como merecen nuestros pecados 
ni nos paga según nuestras culpas. R.-

Como se levanta el cielo sobre la tierra, 
se levanta su bondad sobre sus fieles; 
como dista el oriente del ocaso, 
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.-

2ª LECTURA: LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 14, 7-9

Hermanos:

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para si mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios.

ALELUYA Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo --dice el Señor--, que os améis unos a otros, como yo os he amado.


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 18, 21-35

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:

--Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?

Jesús le contesta:

--No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Y les propuso esta parábola:

--Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo".

El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré". Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.

Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Palabra del Señor.

Comentario al Evangelio del Domingo.

Hace unos años le preguntaron al Cardenal Amigo: “Cardenal, ¿qué es lo más grande que ha hecho usted por amor?” A lo que él respondió tras una breve pausa: “Perdonar”.

La duda de Pedro: “¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano?” Podría traducirse como: “¿Tiene límites el perdón?, ¿tiene límites el amor?” A lo que Jesús responde: “Hasta setenta veces siete”. Es decir, el perdón es ilimitado porque el amor de Dios es inconmensurable, y rompe las alambradas con las que tantas veces atrincheramos nuestro corazón.

¡A desalambrar corazones! Pero, ¿cómo hacerlo? La parábola del deudor indultado incapaz de apiadarse de sus deudores responde así: “Perdona en la medida en que has sido perdonado”, o bien, “ten en cuenta que tu perdón es siempre desmedido respecto a la misericordia que Dios ha tenido contigo” ¡Diez mil talentos frente a cien denarios!

Quien ha experimentado el perdón sincero, quien se ha sentido disculpado, comprendido en su debilidad, renovado en su interior por el amor que repara y sana heridas, no puede cerrar su corazón al perdón y la acogida del hermano.

En el otro verá a un “hermano” que se ha topado con su fragilidad, y tiene el mismo derecho a encontrar una mano que lo alce, que lo envuelva con el velo de la misericordia y lo regenere por la gracia del amor. “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, es la petición del hombre a Dios en el “Padrenuestro”. “Perdona a los que te ofenden como yo te perdono a ti”, es la petición de Dios al hombre en el “Hijosmíos”.

Rafael Vázquez Jiménez, sacerdote

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"