Domingo II del Tiempo Ordinario. Ciclo B (15/01/2012).


MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos a este Eucaristía del Segundo Domingo del Tiempo Ordinario Y deciros que, de nuevo, nos encontramos en el Tiempo Ordinario. Este periodo litúrgico –dividido en dos—que va, en su primera parte desde Navidad a Cuaresma, que se inicia el 22 de febrero con el Miércoles de Ceniza. Y, luego, desde Pentecostés a Adviento. Pero digamos no tiene nada de ordinario. Nos trae esa Novedad permanente que es Jesús de Nazaret. Lo primero que encontramos en esta vida ordinaria es a Jesús, que sale a nuestro encuentro y nos llama. Siempre está Dios tomando la iniciativa, y siempre el hombre respondiendo entre dudas y vacilaciones. Es tiempo de cotidianidad y consistirá en vivirlo de manera extraordinaria y hacer de cada día de nuestra vida una ocasión única para glorificar a Dios y servir a los hermanos. Y para eso la Iglesia Universal ha establecido la Jornada Mundial de las Migraciones, que celebramos hoy. Tema candente y de actualidad, que se agrava, sin duda, con la crisis económica. Tengamos en cuenta a esos hermanos nuestros que emigran e inmigran.

1ª LECTURA: LECTURA DEL LIBRO PRIMERO DE SAMUEL 3, 3b-10. 19

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel y él respondió:

--Aquí estoy.

Fue corriendo donde estaba Elí y le dijo:

--Aquí estoy, vengo porque me has llamado.

Respondió Elí:

--No te he llamado, vuelve a acostarte.

Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel y él se fue a donde estaba Elí y le dijo:

--Aquí estoy; vengo porque me has llamado.

Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho y dijo a Samuel:

--Anda, acuéstate; y si te llama alguien responde: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha”. Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:

-- ¡Samuel, Samuel!

Él respondió:

--Habla, Señor, que tu siervo te escucha.

Samuel crecía, y el Señor estaba con él, y ninguna de sus palabras

dejó de cumplirse.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. SALMO 39

R.- AQUÍ ESTOY SEÑOR PARA HACER TU VOLUNTAD
Yo esperaba con ansia al Señor,
El se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.-

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y en cambio me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces, yo digo: "Aquí estoy
--como está escrito en mi libro--
para hacer tu voluntad. R.-

Dios mío, lo quiero
y llevo tu ley en las entrañas.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.-

2ª LECTURA: LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 6,13c-15a.17-20

Hermanos:

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera del cuerpo. Pero el que fornica, peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poséis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

Palabra de Dios

ALELUYA Jn 1, 41.17 b

Hemos encontrado al Mesías, al Cristo La gracia y la verdad nos han llegado por Él.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 35-42

En aquel tiempo estaba Juan con dos de sus discípulos y fijándose en Jesús que pasaba, dijo:

--Este es el cordero de Dios.

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús, Jesús se volvió y al ver que lo seguían, les pregunto:

--¿Qué buscáis?

Ellos le contestaron:

--Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?

Él les dijo:

--Venid y lo veréis

Entonces fueron, vieron donde vivían y se quedaron aquel día, serían las cuatro de la tarde.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encontró primero a su hermano Simón y le dijo:

--Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).

Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:

-- Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro).

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Domingo.

En este domingo segundo del tiempo ordinario, Jesús se nos muestra manifestándose a aquellos que iban a ser sus primeros discípulos, sus primeros testigos. Precisamente, lo que convierte a alguien en testigo y discípulo de Cristo es el hecho de encontrarse y de quedarse con Él. Cristo es siempre quien elige y llama, Él es quien tiene la iniciativa; por eso se trata sobre todo de dejarse encontrar por Él y responderle, más que de encontrarle nosotros.

Y en esa llamada, el Señor espera nuestra respuesta. El episodio de la vocación del profeta Samuel es un claro ejemplo de la respuesta humana ante la llamada de Dios: respuesta sencilla, sincera y clara. Por eso, hoy pedimos juntos que en cada momento de nuestra vida podamos decir siempre como en el salmo: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Como decía San Gregorio de Nisa en uno de sus escritos, “Si Cristo es la Luz verdadera sin mezcla posible de error alguno, también nuestra vida ha de estar iluminada con los rayos de esa Luz verdadera”. Es lo que celebrábamos hace unos días en la Navidad. Necesitamos que Cristo ilumine nuestras vidas y nuestra historia; que nuestro encuentro personal con Él nos lleve siempre a saber responderle desde lo cotidiano, abriéndonos a su voluntad.

J. Javier García,, sacerdote

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"