Benedicto XVI deja Líbano con un nuevo llamamiento de paz para Oriente Medio. El Papa vuelve a condenar la ferocidad y el odio que invaden las calles generando por doquier horror y muerte. A la comunidad internacional y a los países árabes pide que trabajen para encontrar “soluciones viables que respeten la dignidad de toda persona humana, sus derechos y su religión”. Y se dirige sobre todo a cristianos y musulmanes, llamados a un compromiso común para poner fin a la violencia y a las guerras.
Las preocupaciones del Pontífice son sobre todo por Siria y los países vecinos. Donde “desgraciadamente —denuncia en el Ángelus rezado al concluir la misa— el ruido de las armas continúa escuchándose, así como el grito de las viudas y de los huérfanos”. Benedicto XVI recalca que “quien quiere construir la paz debe dejar de ver en el otro un mal que debe eliminar”. Y expresa el deseo de que el Señor conceda a toda la región medioriental “el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia”. Meta que, según el Papa, exige de todos una auténtica conversión para trabajar “con ardor por instaurar la paz necesaria para una vida armoniosa entre hermanos, no importa su proveniencia o convicciones religiosas”.
Un compromiso respecto al cual el Papa había llamado a los jóvenes, el sábado por la tarde, exhortándoles a “vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana”. Concepto reafirmado después el domingo por la tarde durante el encuentro ecuménico y propuesto de nuevo en el discurso vespertino en el momento de dejar Líbano, del que Benedicto XVI se ha despedido “con pesar” con el deseo de que el país “continúe siendo un espacio donde los hombres y las mujeres puedan vivir en armonía y en paz los unos con los otros”.
L'Osservatore Romano, 18 Septiembre 2012
Fuente: NEWS.VA