escribe el párroco 7


         ¿PRIMERAS COMUNIONES?
El mes de mayo, y en parte el de junio, es un mes dedicado a las Primeras Comuniones.
Viendo el ambiente, las preparaciones, las fiestas, las ceremonias litúrgicas etc., pienso que llega el momento de reflexionar hondamente sobre algunos de los interrogantes que todos plantean y que no se acaban de solucionar.
La Iglesia siempre aconsejo a los padres que festejen con gozo y sobriedad las primeras comuniones de sus hijos. La recepción de los sacramentos tiene tonos festivos que los fieles supieron traducir en una comida familiar, en una xuntanza parroquial, o en una merienda para los amiguitos etc.

De un tiempo aquí, ante los verdaderos escándalos producíos por muchas fiestas de primera comunión habría que preguntarse, ¿porque los fieles cristianos no escuchan la voz del magisterio que nos marca las líneas pastorales que han de presidir estas celebraciones?
Realmente habría que dudar y mucho de la fe de ciertas actitudes de muchos padres que escandalizan con estas fiestas fuera de tono, dedicadas más bien al divertimiento de adultos que a la alegría y el goce de los pequeños.
Ciertamente, que cada vez hay más familias integradas en las comunidades parroquiales conscientes de esta realidad. No solo colaboran, sino que están plenamente integradas en sus actividades y sienten la parroquia como suya. No solo llevan los niños al catecismo sino que interactúan con los catequistas y niños, profundizan en los temas de la catequesis de sus hijos,  sintiéndose interpelados por ellos,  ya que ellos son sus primeros educadores de la fe. Por eso profundizan en la fe recibida, deseando ardientemente transmitirla a sus hijos, hecha vida en el hogar y en la sociedad donde viven.
Pero también queda una gran masa de padres que se acercan a la iglesia lo imprescindible. Son los grandes ausentes: no se comprometen en nada, ni siquiera en la asistencia de sus hijos al catecismo, porque cualquier actividad, cualquiera, está por encima del catecismo parroquial. Y no solo, no dan ejemplo de vida cristiana a sus hijos, sino que los preparan para hacer la gran pantomima de su primera comunión o confirmación, a fin de justificar tan escandalosas fiestas. Lo que les interesa es que se realice el acto lo más rápidamente posible y nada más. Si acaso, enredan creando a la parroquia necesidades y exigencias que solo satisfacen su vanidad y su orgullo social, poniendo en primer lugar las fotos, los coros, los adornos etc., y no el sacramento como tal. Nada de extraño tiene que terminada la recepción de estos sacramentos,- a pesar del fervor y entusiasmo logrados, con grandísimo esfuerzo, contra viento y marea, por sacerdotes y catequistas,- desaparecen muy pronto, cuando no ya al otro día del sacramento.
Cada vez estoy más convencido de la importancia de la integración de padres y niños en la totalidad de las actividades de toda parroquia, no solo en el catecismo. Y más convencido estoy de que padres, catequistas y niños deben interactuar en el desarrollo de la catequesis a fin de crear un ambiente positivo, ilusionante, incluso divertido, a la vez que piadoso y exigente, tanto en el hogar como en la catequesis, creída, celebrada y vivida, de modo que los niños de estas familias serán los que den el tono en la escuela y en el deporte etc., con su alegría, su preocupación por los demás, su valoración de la mistad, la exigencia en el estudio…, en fin, de una verdadera vivencia de valores humanos y cristianos, sin complejo alguno, sino todo lo contrario, con total naturalidad entres sus iguales.

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"