Domingo de la Trinidad


1. Hemos abandonado el Tiempo de Pascua y nos adentramos en el llamado Tiempo Ordinario, que nos señala la Liturgia. y para que tengamos ante los ojos la inmensa ganancia de nuestra Salvación, la Iglesia nos propone meditar en el resumen de la herencia revelada por Jesús. Hemos conocido algo íntimo y misterioso de Dios: que es un Dios de una sola naturaleza que subsiste en tres personas distintas.
2. Es un misterio tan elevado que la fe nos "fuerza" a aceptar esa sublime explicación: la perfecta unidad de Dios (no puede ser de otra manera) necesita para cumplirse una consistencia trinitaria. Es decir, para ser verdaderamente Dios Uno, ha de ser un Dios Trino.
3. Las lecturas de la Misa nos señalan esa pedagogía divina que ha ido desbrozando el camino a lo largo de los siglos, desde Moisés a Jesús. El mismo Cristo ha sido claro, pero prudente, al irnos abriendo el horizonte de tan gran abismo de realidad.
4. No es una descripción superflua ni de adorno. Es la perfecta realidad. y una realidad que nos implica porque nos abre la posibilidad de tratar a las tres divinas personas.
5. Estamos ante el Misterio cumbre de nuestra fe, que supera toda capacidad de intelección humana. No se trata de que sea algo irracional, sino algo supra-racional. Es decir, que nuestro limitado entendimiento no puede llegar a captar sino en forma analógica, con explicaciones parciales.
6. Podemos hoy reflexionar sobre algo que golpea mucho los pensamientos actuales: el Misterio. ¿Cómo es posible que algo escape a nuestro raciocinio? Si algo nos excede es que no es real, que se trata de un mito o una leyenda.
7. Ya de entrada podemos aceptar la multitud de aspectos ordinarios que nos son casi imposibles de explicar. No solamente la estructura del átomo, sino baste con razonar sobre la electricidad. ¿Y el mundo de los astros? ¿Y el origen del universo ? Enfermedades desconocidas, rarezas genéticas que no comprendemos y un larguísimo etcétera...
8. Si el Autor de todo lo creado fuese previsible como el soniquete de un anciano que cuenta batallitas reiterativas… ¿dónde estaría su grandeza?
9. Si le pudiésemos pedir cuenta de sus acciones como un niño en la escuela ¿dónde estaría su patente superioridad?
10. Por eso, aunque quede bien para explicaciones de auto-bombo, es absurdo que ningún "sabio" de este mundo pueda llevar a Dios en su cerebro como si llevase la colección de ríos de Europa.
11. Aceptemos con humildad su inmensa grandeza. Alegrémonos de venerar a un Señor tan grande y poderoso. Veamos su mano inteligente en todo lo creado. Amemos sus leyes y sus mandatos sapientísimos, sabiendo que nos ayudarán a acertar en nuestras elecciones.
12. Manifestemos con sumisión ese trato admirado y demos paso a la Adoración, que es la expresión respetuosa de criatura a Creador, de siervo a su Señor.
13. Que la Virgen nos ayude a quedarnos, como Ella, meditando las obras de Dios.
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