Si, los templos son para servir al culto con el que la Iglesia católica -todos sus fieles- alaban, bendicen, adoran, se comunican y escuchan al Salvador y Redentor de nuestras almas. A quien por su sangre nos congregó reuniéndolos de todos los pueblos para hacernos pueblo suyo, cuerpo suyo vivo y orgánico, para perpetuar en la tierra la salvación obrada por Cristo y entregado por la Iglesia a todos los hombres .
Por eso nuestros templos deben ser signo de la presencia de Cristo en medio de su pueblo.
- Allí está el Sagrario, signo de la presencia sacramental de Jesús con nosotros hasta el fin de los siglos.
- El altar, donde se renueva el acto de amor de Cristo al Padre, por el que fuimos y somos constantemente rescatados del pecado, hechos hijos de Dios y pueblo suyo.
- Un lugar sagrado que nos habla de la vida de Jesús, de su doctrina, de sus sacramentos.
- Un lugar donde se venera a su Madre y Madre nuestra y a los hijos esclarecidos de un pueblo por su vida entregada al Señor –los santos-.
- Un lugar donde los fieles se sienten a gusto. Donde buscan sentir sintonía con el pasado, viviendo intensamente el presente, y poder así proyectarse como pueblo de salvación hacia el futuro.
- Un lugar donde se entra a gusto: para hablar con el Señor. Para realizar actos de culto. Para escuchar su palabra. Para recibir los sacramentos. para celebrar nuestras fiestas.
Por eso es necesario que nuestros templos sean acogedores.
Por eso es necesario que nuestros templos estén dignos: en sus estructuras, retablos, altares, imágenes, pisos, bancos etc.
Por eso nuestros dos templos están siempre abiertos.
Procuramos que estén limpios.
Y constantemente hacemos mantenimiento a fin de que en ellos el pasado, el presente y el futuro se puedan conjugar en el verbo “que a gusto se está aquí”.
No os extrañe, pues, que a cada rato se os pida colaboración y sacrificio. Todos estamos implicados en esta tarea. Quien esta al frente de la dirección del culto, pero también hasta el último fiel, incluido el visitante, esta implicado en la tarea de conservación, mantenimiento y embellecimiento, limpieza, orden y dignificación de los templos. A todos sin excepción pido ayuda, comprensión y compromiso.
De este modo todos estaremos mejor servidos, más a gusto y los disfrutaremos más y mejor.
Os pido, pues, que apoyes las campañas económicas que nuestro administrador parroquial lanza periódicamente con estos fines: restauración, mantenimiento y altura de tono en el servicio.
A todos mi gratitud afecto y reconocimiento por tantas ayudas recibidas.
