Año nuevo, un nuevo comienzo.

Y es que en este nuevo año, una nueva oportunidad nos da el Señor. Para aprovecharla al máximo necesitamos saber donde estamos. Debemos mirar hacia atrás para empezar sobre seguro, sobre la verdad que se nos ofrece con el don del arrepentimiento. No lo olvides es un DON que viene de Dios. Examinemos detenidamente este DON de Dios.

La importancia del arrepentimiento.


Juan el Bautista inició su ministerio con una llamada urgente a arrepentirse y volverse a Dios. En Mateo 3, 1-2 nos dice:

"En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado."

Podemos observar entonces, que el motivo de la llamada de Juan, era porque el reino se acercaba. Para poder ser parte de ese Reino, debemos cambiar nuestras actitudes personales y hacia los demás; debe existir una reflexión interna y eso debe provocar un cambio de vida.

Jesús también, empezó su ministerio llamando a los hombres al arrepentimiento, veamos ahora Mateo 4,17:

"Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado."

Podemos ver entonces que el mensaje de Jesús no varíaba con el de Juan el Bautista. Los discípulos del Señor también fueron enviados a predicar que los hombres se arrepintiesen.
Antes que Jesús ascendiera al cielo, comisionó a sus seguidores evangelizar el mundo conocido por medio de la predicación del arrepentimiento, veamos esto en Lucas 24, 46-47.

"Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciere, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén."

Esta tarea fue cumplida por los discípulos del Señor, no sin antes ser ellos capacitados por el Espíritu Santo. El mandato de Dios a todos los hombres de todas las naciones es el mismo, en II Pedro 3,9 lo afirma:

"El Señor no retarda su promesa, según algunos lo tienen por tardanza, sino que es paciente para cono nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento."
Cuando no hacemos caso al llamado de Dios al arrepentimiento, tenemos un sólo resultado: el fracaso y la perdición.
Veamos Lucas 13,15

"En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas; eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente."

La advertencia de Dios es igual para todos los tiempos. Durante toda la historia de la humanidad, ha estado llamando al hombre a arrepentirse y volver a Él. El hombre puede comprender que cuando pecamos estamos ofendiendo a Dios y el arrepentimiento nos hace retomar del pecado hacia Dios, y recibir de Él la fortaleza necesaria para vivir una vida dedicada a Él. El h ombre en su rebeldía hacia Dios, puede escoger su propio camino, el de la perdición, el camino ancho, donde va directo al fracaso. Dios nos ofrece un camino de vida en abundancia, de vida de frutos de santida y fraternidad.

Fuente: Boletín Nº130 "Legión de María"

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