Escribe el Párroco. "Sigamos el camino del amor".

Empezamos la Primera parte del TIEMPO ORDINARIO. Podremos acompañar al Señor en el comienzo de su vida pública, la elección de los primeros apóstoles, las primeras apariciones en las sinagogas y los primeros milagros.

Así llegaremos hasta el Miércoles de Ceniza para iniciar el periodo de la Cuaresma.

La idea central: iniciar el seguimiento de Cristo.
Como Juan, Andrés, Pedro y Santiago; oír sus primeras predicaciones, sentir la necesidad de estar con Él, extasiarnos con su palabra y el poder que tiene sobre el mal. Todo lo que nos dice nos pertenece, pareciera que nos conoce por dentro, su mirada misericordiosa se nos clava en el alma, casi nos ponemos a la cola con los enfermos que necesitan ser curados.
 
Él nos invita a penetrar en el desierto de nuestra vida para sentirnos a solas con El. Necesitamos  contarle nuestras alegrías y gozos, nuestras tragedias y triunfos: sentirnos hijos de Dios, con El y en El. Sentirnos queridos, comprendidos, aceptados. No debemos olvidarlo nunca: yo soy hijo de Dios. Cristo con el agua, el Espíritu y la sangre, me ha concedido el don de la Filiación divina. Empezamos a participar de la vida de Jesús.

Entonces pase lo que pase en mi vida, lo que nunca va a cambiar es mi filiación divina, que yo soy hijo de Dios. Jesús empieza a mostrarnos el camino para seguirle. Pero aunque le abandonemos o le demos la espalda, Jesús nunca nos olvidara, ni nos abandonara.

Y si en algún momento el camino de Jesús se nubla, se hace cuesta arriba, los problemas abruman y la carga se hace pesada, no estamos solos, Él envía a su Espíritu a nuestro corazón y enciende la Luz, y nos ayuda a llevar la carga, y desenmaraña los enredos y nos hace fácil el camino….. No, no estamos solos.

San Pablo dirá que si amamos a Dios realmente, si tenemos conciencia de nuestra filiación divina, sea lo que sea, y pase lo que pase, será para nuestro bien. Dios sabe más que nosotros, y lo que ahora me parece un revés, una contradicción fuerte, será un bien, un triunfo, un gran don, un gran camino abierto para mí santidad, para mi felicidad.

Pero además caminamos acompañados de muchos hermanos, con las mismas dificultades que tú.
Pregúntate que puedes hacer tú por ellos. No te preguntes que pueden hacer ellos por ti. Tú puedes hacer mucho por los demás. Hay tanto egoísmo y yoyoismo a nuestro alrededor…necesitamos una cura de solidaridad, de servicialidad; experimentar juntos el camino, ayudándonos, dándonos la mano, respetándonos, tendiendo puentes entre unos y otros…. Vamos a creer y a apostar por el hombre, como hizo Jesús, que consagro sus vida a servir a todos los hombres sin excepción alguna.


+ Monseñor D. Samuel G. T.
Párroco de San Ginés de Padriñán

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"