Jóvenes

Uno  de  los  rasgos  más  atractivos del  papa  Francisco  es  que  trata a  los  jóvenes  como  adultos.  Les escucha  con  atención  y  les habla  con sinceridad,  sin  caer  en  la  adulación falsa  como  hacen  las  empresas  publicitarias.

Francisco sale a los caminos de los jóvenes  incluso  en  las  redes  sociales.  Su  cuenta  en   Instagram  @Franciscus,  abierta  hace  un  par  de  años, ha superado los 5 millones de seguidores
,  la  mayoría  entre  los  25  y  los 34  años,  en  Estados  Unidos  y  Brasil.
Pero  lo  más  espectacular  es  su arrastre en Twitter, donde ha superado  hace  poco  los  40   millones  de seguidores después de ganar un millón al mes desde el pasado mes de mayo.
Cuando  le  pregunté  si  sus seguidores  pueden  meditar  y  rezar esos  tuits,  su  respuesta  fue  inmediata:  "Sí,  claro”,  dijo.

Están  siempre a su disposición... ¡Qué los usen para  rezar!".

Cuando empecé a rescatarlos y ordenarlos  por  los  grandes  temas  de que  habla  Francisco,  volví a  descubrir  muchos  tuits entrañables  como "Queridos  jóvenes,  Jesús  quiere  ser su   amigo;   y   quiere   que   ustedes transmitan  por  doquier  la  alegría  de esta  amistad".
O  incisivos,  como  "Queridos  jóvenes,  vale  la  pena  apostar  por  Cristo y  por  su  Evangelio,  arriesgar  todo por  los  grandes  ideales".

El capítulo "Jóvenes" es uno de los 32 temas de Píldoras para el alma, mi selección  de  los  mejores  500  tuits del papa Francisco, que acaba de publicar  Espasa.  Otros  capítulos  son "Alegría",   "Esperanza",   "Familia", "María",  "Perdonar",  "Ternura"  ...

¿Cuál  es  la  fórmula  secreta  de Francisco  para  ser  un  gran  comunicador?  Sencillamente,  saber  escuchar.  Escuchar  sin  prisa  a  las  personas:  a  los  ricos  y  a  los  pobres,  a  los adultos  y  a  los  jóvenes.
Y  quiere  que  lo  haga  toda  la  Iglesia.  Por  eso  ha  convocado  en  el  Vaticano  un  encuentro  mundial  de  jóvenes  -cristianos  y  de  otras  confesiones-  la  próxima  primavera,  para preparar el Sínodo de Obispos de octubre  de  2018  sobre  "Los  jóvenes,  la fe  y  el  discernimiento  vocacional".
Lo  anunció  personalmente  el  pasado  mes  de  octubre  subrayando  que,  con  este  encuentro,  "la  Iglesia  quiere escuchar   la   voz,   la sensibilidad,  la  fe,  y también  las  dudas y  las  críticas  de
los  jóvenes.  ¡Tenemos  que  escuchar  a  los  jóvenes!  Por  eso,  las conclusiones  de  la reunión  del  19  al  24 de      marzo      serán transmitidas  a  los  padres  sinodales".


En estos cuatro años he visto muchas  veces  el  sufrimiento  del  Papa  cuando  habla  del   desempleo  juvenil,  mencionando  de  vez  en  cuando el altísimo porcentaje de España.
Francisco  quiere  que  los  jóvenes encuentren trabajo porque solo así es posible  empezar  a  pensar  en  crear una  familia.  Ha  sido  el  primer  Papa que ha convocado una reunión de parejas de novios en la plaza de San Pedro,  precisamente  en  un  día  de  San Valentín,  el  14  de  febrero  de  2014.
La mayoría de las 12.000 parejas se emocionaron al escuchar el testimonio de los gibraltareños Marie Alexia y  Nicolás.  Habían  decidido  casarse porque  se  querían.  Y  también  porque,  en  el  matrimonio,  "las  alegríasse multiplican por  dos,  y  las penas se dividen por  la  mitad".

En  el  verano  de 2015,  el  Papa  aconsejaba en un tuit: "Queridos jóvenes, no tengan  miedo  del  matrimonio:  Cristo acompaña con su gracia a los esposos que  permanecen  unidos  a  Él".

Durante  una  audiencia  general  de junio de 2016, Francisco tuvo a su lado a una docena de jóvenes refugiados  procedentes  de  África  y  Oriente Medio. Quería que les viesen las decenas  de  miles  de  personas  reunidas en la plaza de San Pedro y que les  viese  el  mundo  entero  porque "son  nuestros  hermanos",  y  "el cristianismo  no  excluye  a  nadie, hay  sitio  para  todos".

El  cristianismo  es  amar  a  Dios  y  al prójimo. Y nunca odiar. Me impresionó mucho la fuerza con que se lo dijo a ungrupo  de  jóvenes  palestinos  en  un campo  de  refugiados  cerca  de  Belén.
Les  insistió  en  que  no  odiasen  ni  buscasen  venganza  contra  quienes  invadieron su país, les robaron las casas, la libertad  e  incluso  la  nacionalidad.

A  veces  el  Papa  hace  confidencias en público a los jóvenes. En un estadio  de  Nairobi  habló  con  toda  claridad sobre los peligros del tribalismo,  la  corrupción  o  el  reclutamiento  por  las  guerrillas  a  más  de veinte  mil  muchachos  y  muchachas.
Para  animarles  a  no  caer  en  el pesimismo  ante  las  contrariedades les  dijo:  "Voy  a  contarles  una  confidencia.  Yo  en  mi  bolsillo  llevo siempre  dos  cosas:  un  rosario  para rezar  y  una  cosa  que  parece  extraña,  que  es  esto...".
Era  un  díptico  de  cuero  marrón oscuro  con  14  chapas  cuadradas  de metal: "Es un Vía Crucis, un pequeño Vía  Crucis",  la  historia  de  angustia, tortura y muerte de Jesús cuyo punto final no es el sepulcro sino la Resurrección.

En  muchas  ocasiones  Francisco  se ha  referido  a  un  problema  que  algunos quieren ocultar: los elevados índices  de  suicidio  juvenil  que,  en  España sin ir más lejos, suponen la primera  causa  de  muerte  de  jóvenes, incluso  más  que  los  accidentes  de tráfico.  A  esto  se  añaden  los  numerosos   intentos   de   suicidio,   cuyo mensaje  hay  que  saber  captar  antes de  que  sea  demasiado  tarde.

En  sus  conversaciones  con  jóvenes, ya sea en encuentros reducidos o  en  conversaciones  mundiales  gracias  a  Google  Hangout,  el  Papa  ha escuchado  sus  comentarios  sobre  la
violencia de género y el acoso escolar, el bullying, la facilidad para caer en  las  drogas,  el  consumismo  y  su vacío  espiritual...

Con  frecuencia,  les  invita  a  escuchar  a  los  abuelos,  que  son  el  enlace  con  una  sabiduría  ancestral  yayudan  a  no  agobiarse,  a  poner  cada cosa en su sitio. A no desanimarse  con  los  fracasos  y  no  volverse engreídos  con  los  éxitos.

En su primera Semana Santa como Papa, Francisco se fue a celebrar los oficios  religiosos  del  Jueves Santo  a  la  cárcel  juvenil  de  Roma,  donde  lavó  los  pies  a doce  chicos  y  chicas,  incluida  una musulmana.

No  rehúye  las situaciones  duras, sino todo lo contrario. Ha escuchado  los  relatos    de    muchos
hombres  y  mujeres que  sufrieron  abusos  sexuales  a  manos  de  sacerdotes  cuando eran menores de edad. Y por eso ha creado  la  Pontificia  Comisión  de Protección de Menores, la mejor del mundo,  para  prevenir  y  erradicar esa lacra que afecta a todas las profesiones  y  toda  la  sociedad.
Sabe hablar de la afectividad y del amor,  y  salir  al  paso  de  la  fragilidad emotiva  y  el  narcisismo,  endémicos en  algunos  ambientes.

Entre   tantos   buenos   ratos   de Francisco  con  jóvenes  recuerdo  la cita  con  doce  youtubers de  varios países,  que  sumaban  27  millones  de seguidores. 
Me  gustó  lo  que  le  dijo  a  la  británica  Louise  Pentland,  especializada  en beauty  blogs igual  que  la  mexicana Dulce  Candy:  "Estoy  muy  contento  de que hagas ese trabajo en el campo de
la  belleza.  Es  una  gran  cosa.  Predicar la belleza y mostrar la belleza ayuda a neutralizar  la  agresividad".

Es un Papa que escucha y que reza. Que  arrastra  porque  predica  con  su propio  ejemplo  personal.  

Y  por  eso ilumina  la  vida  de  tanta  gente.


Autor: Juan Vicente Boo (Pildoras para el alma)


Fuente: Revista Supergesto.

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