Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario B.

A estas alturas del mes de noviembre, nos encontramos cerca del final del Año Litúrgico. Todos los evangelistas narran, de alguna manera, las referencias que Jesús hizo al final de los tiempos. San Marcos avisa de una "gran angustia"; eco de las palabras del profeta Daniel: "Serán tiempos difíciles como no los ha habido desde que hubo hombres".
Indudablemente, tales últimos días serán dramáticos, en el sentido original de la palabra: en ellos se desvelarán los pensamientos más secretos de todos los hombres, que serán juzgados por sus obras.

"Muchos que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna, otros para ignominia perpetua".

Pero no serán trágicos, serán más bien tiempos de esperanza. Porque "verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes, con gran poder y gloria' que reunirá a sus elegidos, de un extremo a otro de la tierra, para llevarlos con Él a los cielos. La referencia a esos últimos tiempos puede asustar a algunos, pero no hay motivo para ello, si nuestro comportamiento ha sido el correcto. Es más, de alguna manera, a cada uno le lleaa -en su momento- el último instante de la vida. Yen él se da, individualmente, lo que dice el Evangelio referido al final de la humanidad: habrá llegado la hora de la verdad desnuda, en que se descubrirán los pensamientos más ocultos. Respecto a los últimos tiempos, en absoluto, Jesús dice que "nadie los conoce, solo el Padre"; para que no nos dejemos engañar por los que vaticinan un final más o menos próximo. Es bueno saber que llegarán, porque los hombres no somos eternos: ni cada uno, ni todos en conjunto. Pero es mejor que no sepamos cuándo, de manera que vivamos preparados para presentarnos ante el Señor cuando Él quiera llamarnos. Para un cristiano que vive su fe, vivir para el Señor supone un riesgo. A Dios no se le puede entender con argumentos humanos.
Solo cabe confiar en Él. La vida tiene altibajos continuos: la salud, la fortuna, los amores humanos... tienen sus baches. En todo caso, lo que nunca debe faltar -en la bonanza como en la tormenta- es la confianza en Dios.
No conocer con precisión el momento en que Dios vendrá a buscarnos, es un motivo más para confiar en Él. Nada podemos hacer para adelantar o retrasar ese momento; pero mucho podemos hacer para aguardarlo con verdadera esperanza. La esperanza se basa precisamente en aquella confianza que Dios nos pide: no esperamos porque nuestros méritos nos aseguren
un cielo que no merecemos, sino porque la infinita misericordia de Dios vendrá a buscarnos en el momento mejor. Para eso es Dios y nos conoce perfectamente.
Llenémonos, pues de esperanza, porque Dios nos aguarda con los brazos abiertos.


Monición de entrada
Nuestra reunión del domingo es signo de la convocación universal, de la gran asamblea de todos los redimidos, de la nueva humanidad reunida en Cristo, al final de este tiempo, mas allá de la historia.
Acto penitencial
-Tú, que quieres que todos los hombres se salven.
-Tú, que te ofreciste al Padre en sacrificio por nosotros.
-Tú, que enviarás tus ángeles para reunir a los elegidos.

Oración colecta
Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo.

Lectura de la profecía de Daniel. Dan 12, 1-3
POR aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que se ocupa de los hijos de tu pueblo; serán tiempos difíciles como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los que se encuentran inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán: unos para vida eterna, otros para vergüenza e ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad. Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11 (R/.: 1b)
V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
V/. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/.
V/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.

Lectura de la carta a los Hebreos. Heb 10, 11-14. 18
TODO sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo, después de haber ofrecido por los pecados un único sacrificio, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha  perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados. Ahora bien, donde hay perdón, no hay ya ofrenda por los pecados. Palabra de Dios.

Aleluya Lc 21, 36
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R/.

✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 13, 24-32
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los  astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y  gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la  tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas,  deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre». Palabra del Señor.



Descarga aquí la hojita de Domingo y entérate de todo lo que está pasando en la parroquia!

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"