Nuestro queridísimo Templo Pequeño

Amigos míos, solo en este pequeño templo hay mas historia que en muchos archivos, que no tenemos desgraciadamente, en nuestra Villa, excepto los Archivos parroquiales que junto con este Templo, guardan la historia viva de un tiempo que, aunque lejano, (no tanto), explica nuestros orígenes y  nuestro desarrollo con sus luces y sombras en una etapa de la historia en la que los ciudadanos  empiezan a ser protagonistas de sus derechos y obligaciones y de su propio desarrollo.

Después de la etapa jurisdiccional de la Lanzada, que dependía de la mitra, (recordemos la heroica  defensa contra los piratas que devastaban nuestras costas, desde la torre de la lanzada edificada por Gelmírez), la jurisdicción pasa, por mandato de los Reyes Católicos, a la pequeña Villa de Sanxenxo, como nos informa el Historiador José Manuel Abel. Según sus investigaciones, en nuestros archivos y en otros provinciales y nacionales, en nuestra Villa había: Una “Regiduría compuesta, en la  jurisdicción de la Lanzada, por un Merino o Juez, oficial público en funciones gobernativas (que asume el poder gubernativo, civil, criminal y económico), un Secretario (función asumida por uno de los cuatro escribanos de número de la jurisdicción).

El común en la capital (Sanxenxo) y en el Grobe, elige dos regidores y dos procuradores (de tierra y de mar). El mayordomo se elegía de entre las casas de la feligresía; se elegía, además, un “luminario” que enciende la lámpara de la iglesia y la señal del campanario para guía de los barcos (Cofradía del Rosario)”.

Los dos regidores y los procuradores, eran elegidos anualmente, en el mes de enero, tal y como  sucedía en el siglo XVII en las villas de Sanxenxo y de San Martín del Grobe”.

A los Regidores y procuradores se les unía el alguacil u oficial público, que actuaban de pregonero, carcelero y ministro contraste, (…). Por ausencia del Juez de la jurisdicción, asumía esta  representación el regidor 1º de la villa de Sanxenxo”.


Como veis, la historia de nuestra Villa es fascinante y mas todavía la de nuestro Pequeño Templo,  embrujado por la patina del tiempo, y el olvido de bastantes de sus hijos. En nuestros días unos pocos se esfuerzan por darle brillo y claridad a los estupendos secretos e historias que este tesoro encierra,  amantes y fieles creyentes en su misterios y vidas encerradas en sus muros, tumbas y laudas, altares y retablos, paredes y hornacinas policromadas. Quiero felicitarles de corazón. Pero deseo  ardientemente que otros muchos se sumen a esta tarea en diario acontecer de estos trabajos.

Fuente: Boletín Parroquial "El Farol de Padriñán" Nº42, Parroquia San Ginés de Padriñán

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