Oh purísima Rosa Lilia

Rosalía nació en la primera mitad del siglo XII, en un palacio real de Palermo, de una familia noble. Su padre, el duque Sinibaldi, era un vasallo de los reyes normandos: Ruggero II lo había nombrado señor de la Sierra de Quisquinia y del Monte de la Rose, un feudo que se extendía entre la provincia de Palermo y la de Agrigento. 

La madre, María Viscardi, estaba emparentada con la familia real normanda y descendiente del linaje de CarloMagno.
En 1630 Urbano VIII hizo inscribir la fecha de la "inventio" (15 de julio) y la de la muerte (4 de Septiembre de 1160), en el Martirologio Romano El nombre, que los padres eligieron para imponerle, es una contracción del latín «Rosa Lilia» o rosa y lirios, flores que simbolizan respectivamente la realeza y la pureza y que, por una coincidencia extraordinaria, anticiparon dos de las cualidades que distinguían la vida de la virgen de Palermo.

La noble joven pasó los primeros años en el espléndido palacio paterno. De la familia noble obtuvo una buena educación y una formación cristiana. Pronto fue elegida por su cortesía y realeza, así como por su extraordinaria belleza, como dama de honor de la reina Margaret, hija del rey de Navarra. Se convirtió en espectadora de elegantes y suntuosos eventos mundanos.

Los padres habían previsto un matrimonio limpio para ella, según su rango, y Rosalía, por su familia, inicialmente, no se opuso a ello. Pero una visión extraordinaria la indujo a renunciar al matrimonio y al lujo de la vida en la corte. El día en que debería encontrarse con el hombre que había sido elegido para ella, Rosalía mirándose en un espejo, vio el reflejo de Jesús Crucificado, con la cara surcada de sangre por la corona de espinas, clavada en la frente. La joven no tuvo dudas: interpretó esa visión como el llamado que Cristo le dirigió, termino abandonado el palacio real para irse al Claustro.

Rosalía primero se retiro a un claustro conventual y mas tarde emprende la vida de anacoreta, para pasar cada hora de sus días en absoluta soledad y en oración. Su deseo era que no pudiera tener nada más que el cielo como un techo y la tierra como una cama. La elección la llevaba a vivir sin ninguna otra compañía que la voz silenciosa de la naturaleza. Rosalía no aspiraba a nada más, porque quería hacerse cada vez más digna de su esposo Crucificado. Estaba segura de que la soledad sería la custodia externa de su pureza y de que, con la ayuda especial del Espíritu Santo, su alma, en el desierto, sería acompañada de los ángeles. Y así, a la muerte de Roger II, pidió y logró vivir en una ermita de la Sierra de Quisquinia, feudo de su padre.

Rosalía, en la noche, sale para la ermita llevando solo un pico, una cruz de plata y una corona para el Rosario, de la que se encontraron algunos partes, junto a las reliquias de su cuerpo, ahora guardadas en la capilla del tesoro de la catedral de Palermo. Pero no era suficiente soledad para el exclusivo encuentro y vida con su esposo Jesucristo. Rompió con toda atadura con el mundo y se fue a refugiar en una pequeña cueva abierta en la roca en el lado norte de la Sierra Quisquinia, protegida por una vegetación densa y escondida en la roca, donde nadie podía notar su presencia. De este modo, Rosalía va a pasar en soledad doce largos años de exilio voluntario, dedicándose exclusivamente a la oración
y el ascetismo, todo por amor a Jesucristo.

La precisión con la que se determina la duración y el lugar exacto de la ermita es el epígrafe encontrado y escrito en latín. “Ego Rosalia Sinibaldi Quisquinae et Rosarum Domini filia amore Domini mei Jesu Christi in hoc antro habitari decrevi”, (yo Rosalía hija de Sinivaldo, señor de Quisquina y de las rosas, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta cueva). En el ángulo de la izquierda, también aparece la cifra '12', interpretado como el número de años en la cueva. Confirma lo que ha sido la única razón que llevó a Rosalía, a vivir en soledad, con unas simples palabras. No fue la riqueza, el miedo, ni el remordimiento, sino el gran amor que lleno su vida de Cristo el Señor.

Esta grabado en una superficie de la roca bien pulida con letras gruesas dispuestas en nueve líneas irregulares, por coincidencia extraordinaria fue encontrada el 25 de agosto de, 1624, 40 días después de hallar su cuerpo en una cueva en Monte Pellegrino y cinco siglos después de su muerte, encontrado por dos albañiles que estaban trabajando en la construcción del convento de dominicos en Santo Stefano di Quisquina.

La verdadera razón por la que Rosalía se va de la Sierra Quisquinia a aislarse en monte Pellegrino, a unos tres kilómetros de Palermo, puede estar en la violenta rebelión de los condes y barones contra los normandos, en el que se confiscó todos los bienes de la familia y también la Sierra de Quisquina. Rosalía, no se siente segura en una tierra que no era propiedad de la familia, y decidió retirarse al Monte Pellegrino, en ese momento una tierra de propiedad estatal.

La joven lo consiguió por la reina Margarita.

En Monte Pellegrino el diablo tentó terriblemente, y muchas veces, a Rosalía. En esa cueva vivió el último año Santo de su vida hasta su muerte acaecida el 4 de septiembre de 1160.

Tan pronto como se dio cuenta de que había llegado su última hora, Rosalía se ocupó diligentemente de esa partida, un paso necesario hacia una nueva y mejor vida. Tumbado en el suelo de la cueva, oculta, preparo su almohada, su cama, aliso sus vestidos cruzo sus manos sobre su pecho sosteniendo entre ellas el crucifijo de plata que siempre le había acompañado. Rosalía esperó así el encuentro
definitivo con su esposo en el cielo. Los ángeles prepararon su tumba en la roca cerrándola, petrificándola y cristalizándola. Con el tiempo, como a los cinco siglos, fue encontrada cubierta de rosas con florida guirnalda en su cabeza. Así la purísima Rosalía, enamorada, se fue al cielo al encuentro con su esposo Cristo para celebrar los esponsales eternos, entre ángeles y santos y mil parabienes.

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"