IV Domingo de Pascua A. "El Señor es mi pastor, nada me faltará".

Jesús es el pastor que viene a salvar a las ovejas perdidas. El Evangelio de hoy (Jn 10,1-10) habla de la puerta por la que se entra en el rebaño. En la historia de la Iglesia – afirmó hoy el Papa – han habido muchos falsos pastores que explotaron el rebaño porque querían dinero, carrera. Pero la grey los conoce y busca a Dios por sus caminos. El buen pastor escucha al rebaño, lo guía, lo cuida, y el rebaño sabe distinguir entre los pastores, no se equivoca, el rebaño confía en el Buen Pastor, Jesús.
Por ello, el estilo de Jesús debe ser el estilo del pastor. El buen pastor es gentil y tierno, no se defiende, tiene esa ternura de la cercanía, conoce a las ovejas por su nombre y cuida de cada una de ellas como si fuera la única. Este domingo es un hermoso domingo, de paz y ternura porque el buen pastor nos cuida, como dice el Salmo 22: "El Señor es mi pastor, nada me faltará".

Monición de entrada
Hermanos: Esta es la reunión santa de los que reconocemos a Jesucristo como verdadero pastor que nos conoce, nos cuida y nos regala la vida nueva de la resurrección. Convocados por su voz, queremos o y nos disponemos a participar en la celebración en la que se renueva su Misterio pascual.

Acto penitencial
- Tú, que eres el buen Pastor que das la vida por nosotros.
V/. Señor, ten piedad
- Tú, que viniste a salvar las ovejas perdidas y descarriadas.
V/. Cristo, ten piedad
- Tú, que constantemente nos renuevas por tus sacramentos.
V/. Señor, ten piedad

Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno, condúcenos a la asamblea gozosa del cielo, para que la debilidad del rebaño llegue hasta donde le ha precedido la fortaleza del Pastor. Él, que vive y reina contigo.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 2, l4a. 36-41
EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró: «Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías". Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:«¿Qué tenemos que hacer, hermanos? "Pedro les contestó: "Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro".
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: "Salvaos de esta generación perversa". Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas. Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5 (R.: 1)
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.
V/. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
 nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
V/. Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan  todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.1 Pe 2, 20-25
QUERIDOS hermanos: Que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la  justicia. Con sus heridas fuisteis curados. Pues andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas. Palabra de Dios.

Aleluya Jn 10, 14
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Yo soy el buen Pastor -dice el Señor-, que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen. R/.

✠Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 10, 1-10
EN aquel tiempo, dijo Jesús: "En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños". Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante». Palabra del Señor.

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