Escribe el Párroco: “SE HA CUMPLIDO EL TIEMPO” Toca caminar con paso esperanzado.

Acabamos de empezar la Cuaresma. Y a lo mejor ya empezaste algún plan de amor al Señor y al prójimo, también impulsado por el Espíritu Santo como Jesús. Sí, hoy el Señor nos enseña como dejarnos guiar por su Espíritu para plantear una lucha diaria y perseverante para hacer la voluntad de Dios.

Así decía el Señor: “Yo he venido para hacer, Padre, tu voluntad”. Este es también nuestro camino, si queremos ser santos y felices.

Obstáculos…, impedimentos…, palos en la rueda…, claro que los tendremos.

Cuando el demonio se huele que de verdad queremos hacer la voluntad del Padre, acude a nuestro lado, y si le dejamos echara por tierra nuestros propósitos y esfuerzos en el seguimiento de Jesús.

Nuestro Señor se deja llevar por el Espíritu al desierto, es decir, a la oración, al sacrificio, a la escucha de la palabra de Dios. Por supuesto el Demonio se hizo presente. Y con la oración, el sacrificio y la Palabra venció.

Lo mismo nosotros. No pensemos tanto en las dificultades, en las disculpas, en los inconvenientes..., seamos valientes, hagamos propósitos, miremos al pecado de frente y descubrámoslo en el fondo del corazón, escondido entre los pliegues de la comodidad, la ceguera, la indolencia, etc. Pongámonos metas pequeñas en las que no nos faltará la gracia y empecemos a dar pasito a pasito. A caminar se aprende caminando, cayendo y levantándonos, acompañados siempre por la ternura y la misericordia de nuestro Padre Dios.

Intentemos hacer un pequeño plan de oración diaria, ayudados por algún pequeño sacrificio en bien de los prójimos más cercanos, o para corregir algún defecto, o para realizar un trabajo que esta ahí sin hacer, o para hacer mejor nuestro trabajo cada día, en la presencia de Dio.

Y cada día, al terminar la jornada, hagamos un pequeño balance preguntándonos con el Beato Álvaro del Portillo: “que hice bien, para dar gracias al Señor; que hice mal para pedir perdón; y que puedo hacer mejor y así hacer un propósito para mañana”. Y seguro que fructificara nuestra lucha para el día siguiente.

Este es un buen modo de atender a lo que nos enseña el evangelio de hoy: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio». Convertirnos cada día, y creer firmemente en el Evangelio de Jesús. Por eso el cristiano que realmente acepta este reto del Señor, dedica al día, un ratito a leer el evangelio y lo leído lo guarda en el corazón, para que, a lo largo de la lucha diaria por mejorar, le sirva de referencia.

+Monseñor Don Samuel G. T. 
 Párroco de San Ginés de Padriñán



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