Esta será la vuelta de la Semana Santa por la puerta grande, tras unos años sin poder hacerlo en todo su esplendor a causa de la pandemia que hemos sufrido y que se resiste a dejarnos.
Será la Semana Santa en la que nuestras cofradías volverán a procesionar nuestras calles con fervor y devoción.
Una Semana Santa en la que nuestra Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro echará a andar con pasos nuevos, nuevas incorporaciones y un nuevo Hermano Mayor y su junta de gobierno.
Una Semana Santa que también será recordada por nuestro querido Hermano Mayor, D. Jesús Bralo López, que falleció el pasado año y que ha dejado un gran vacío en la cofradía y en nuestros corazones. Nunca te olvidaremos, y te recordaremos con una sonrisa como la que tu sabías muy bien dar en momentos duros.
En este sentido, nos gustaría rescatar el artículo de la Revista Nazarenus que le dedica otro buen amigo de la Cofradía, D. Fernando López Rodríguez:
Es un privilegio para mí, como Hermano Mayor, ¡Jesús! ¡Amigo Jesús!
En la profundidad de tu mirada resplandece el brillo del honor, la caballerosidad, la entrega, el servicio y la fraternidad, como las huellas que deja la cera y el paso del tiempo puede hacer irreconocible su significado, pero nada desaparece mientras alguien recuerde y sepa dónde están esas huellas, quien las dejó y quiénes quieren leerlas.
Se dispone que el polvo del tiempo no las borre, porque con tu bondad y tu dedicación ilusionada, querido Jesús, cada hoy lo has convertido en un ayer de un mañana emocionante.
La amistad es una interacción entre libertad y amor, en cualquier caso es un regalo que nos puede hacer un amigo, pero sin posesión sino en libertad.
El anhelo de amistad debe conceder libertad de madurar y aunque las personas se trasladen no se debe sentir en la tentación de no entregarles nuestro corazón.
Cuando se sufre, nuestros amigos intentan ayudar a mitigar el dolor ofreciendo respuestas que pueden resultar válidas y a veces frías; pero en último término, se encontrará un enfoque que permita afrontar sinceramente el dolor y la pérdida.
El sufrimiento es un misterio en el que tenemos que sumirnos, con toda nuestra mente, nuestro corazón y nuestra alma, personalizando y ponderando en la profundidad de la vida de quien nos acompañó, queremos, experimentamos, y ahora trabaja, por todos nosotros en la gloria.
Ese trabajo es la labor requerida para realizar una tarea y el cargo es la situación en la que desempeña dicho trabajo en esa trayectoria a largo plazo; pero Jesús, tú has tenido un anhelo natural en el que encontraste, no un trabajo, ni una carrera, sino la vocación de servicio, comprendiendo lo que querías y lo que deseabas.
Es muy difícil trazar la semblanza de un hombre inteligente como tú, Jesús, ni mi trazo es el más idóneo para diseñar tu retrato.
Está Demasiado condicionado por el cariño que lo guía y por el profundo sentimiento de amistad y agradecimiento, del cerebro que l o impulsa y el corazón que lo inspira.
Amable, con un elevado espíritu humano, una notable fortaleza analítica y una actitud personal fundamentada en una agraciada síntesis entre su formación intelectual, su esmerada educación y una afectividad vivencial, que refractaba una imagen latente de exquisita comprensión, sobre ideas sólidas y una específica sensibilidad para no inferir la de los que le rodean.
Hábil y paciente siempre con sus interlocutores.
Escuchaba y sabía escuchar. Incapaz de desestimar; pero dotado de un regular criterio para discurrir.
Verbo de un mensaje sagaz y flexible, particularmente ilustrado y nunca presuntuoso, con maestría en las relaciones humanas y en el ámbito del pensamiento, conservando la incitación dialéctica como avío de trabajo para expresar su idea y preservar sus posiciones de forma ordenada, asentando los razonamientos, forjando las tesis defendidas y creando asociaciones nuevas.
Hay que vencer la resistencia de pensar que no se te encontrará en el puerto de Silgar, como faro que iluminaste la vida de tantos que te necesitaban y te reconocían.
ÉL te conoció, confió en tus posibilidades, te devolvió la paz, te animó, te acurrucó cuando el dolor te invadió y estaba siempre contigo, en la felicidad y la angustia, queriendo a todos los tuyos e iluminándote en la fe que te movió. es ÉL tu Maestro, . “Jesús el Nazareno”
El objetivo es recorrer el camino; el llegar a la meta una sorpresa.
¡Qué exista siempre una luz que ilumine tu camino y el de todas las personas que te rodearon!
¡Qué se pueda esparcir e irradiar esa fuerza, optimismo y alegría que tú supiste transmitir a los demás!
¡Qué, con la luz de tus ojos, que señalaron el sendero y con todas tus virtudes, nos ennoblezcamos todos los que te conocimos!
Dejas un testimonio, una vocación, una orientación hacia adelante, no hacia atrás, para que reflexionemos sobre nuestros deseos en términos de vida cotidiana.
Hemos recorrido juntos un camino y ahora tenemos derecho a preguntarnos adónde
nos lleva y cuál es su destino, y cuanto más avanzamos, más queremos avanzar, pero para ello necesitamos como iniciábamos, un desapego y una libertad que nos acerque más a una relación personal, ahora que estás más vivo en nuestra intimidad, más cerca de nosotros en cuanto seamos capaces de estarlo de ti.
Son Carmen, Enrique, Jesús, tu querida madre, tus familiares, compañero, amigos, cofrades, quienes han encontrado contigo, con amor, con autenticidad, con libertad, vivos siempre a tu lado, ofreciendo lo que forma parte de la amistad verdadera y como dice San Ignacio, un intercambio de dones “Si el uno tiene ciencia, dar al que no la tiene, si honores, si riquezas, y así al otro al otro”
Así deseamos recordar los dones de tu sentido de la justicia, la bondad y la misericordia que nos ayudó a crecer a tu lado, entregándonos tu persona.
La excelencia humana, como la tuya, consiste en intentar ser más competente y mejor persona, para servir a más. Un humilde recuerdo, Jesús, porque a las personas como tú, que hicieron lo que debían antes que se lo tuvieran que decir, son MAESTROS NÚMERO UNO.
