Monición de entrada.
Sean bienvenidos queridos hermanos a esta celebración eucarística en el quinto domingo del Tiempo Ordinario. Como en aquel tiempo se aglomeraba la gente en torno a Jesús para encontrar en él la sanación de sus heridas, también nosotros hoy nos congregamos en torno al altar, donde nos encontraremos con Jesús vivo que quiere alimentarnos y darnos una nueva vida. Hambrientos y sedientos de Dios, comencemos esta santa misa.