“Miremos hacia arriba, el cielo está abierto; no despierta temor, ya no está distante, porque en el umbral del cielo hay una madre que nos espera”.
Ante mezquindades en la vida, una invitación de María
Ante los afligidos que viven con la mirada dirigida hacia abajo, “persiguiendo cosas de poca importancia: prejuicios, rencores, rivalidades, envidias, bienes materiales superfluos....”.