Domingo XII Ordinario C

Dios encarnado
¿Quién dicen las gentes que soy yo?
Según cuentan los evangelistas, aquellas multitudes que seguían a Jesús no sabían bien quién era. Para algunos era Juan el Bautista; para otros, Elías o Jeremías; la mayoría creía que se trataba de un nuevo profeta o de alguno de los antiguos profetas resucitado. Y vosotros ¿quién decís que soy yo?
La respuesta sale de la boca de Pedro: Tu eres el Cristo de Dios. Sí, es el Hijo de Dios vivo (Mt 16, 16) hecho hombre. Dios mismo. El Salvador del mundo. Hoy día hay quiénes desconocen a Cristo o tienen una idea borrosa de Él. Y lo que es peor: se le rechaza, como ocurrió en el siglo I: Vino a salvar al mundo, y los suyos le han entregado ante Pilatos./  Nos enseñó el camino del bien, y lo arrastran por la vía del Calvario./ Ha dado ejemplo en todo, y prefieren a un ladrón homicida./ Nació para perdonar; y sin motivo le condenan al suplicio./ Llegó por senderos de paz, y le declaran la guerra./ Era la Luz, y lo entregan en poder de las tinieblas./
Traía Amor; y le pagan con odio./  Vino para ser Rey, y le coronan de espinas./  Se hizo siervo para liberarnos del pecado, y le clavan en la Cruz./ Tomó carne para darnos Vida, y nosotros le compensamos con la muerte 
(.San Josemaría Escrivá).

La cruz en la vida del cristiano
Si alguno quiere venir detrás de mi que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga. No nos dejemos engañar por los que quieren introducir en nuestros corazones ideales distintos e, incluso, opuestos a los de nuestra fe. Sólo en Cristo está la solución a todos nuestros problemas. Él es quien libera al hombre del pecado y de toda esclavitud; Él es la luz que brilla en medio de las tinieblas; Él es quien da a la vida el sentido por el que vale la pena vivir, amar, trabajar, sufrir.
Hagamos presente a Cristo entre los hombres viviendo correctamente nuestra fe. Esto es lo que Dios quiere y lo que necesita el mundo. El cristianismo no puede dimitir de la cruz: la vida cristiana no es posible sin el peso fuerte y grande del deber.

TEXTOS LITÚRGICOS

Monición de entrada
Ésta es la reunión de los que nos llamamos cristianos, discípulos de Cristo, creyentes en él.

Acto penitencial 
-Tú que cargaste con el pecado de todos: Señor, ten piedad.
-Tú que fuiste traspasado por nuestras culpas: Cristo, ten piedad.
-Tú que entregaste tu vida como expiación: Señor, ten piedad.

Oración colecta 
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 

Lectura del Profeta Zacarías 12, 10- I I. 
Esto dice el Señor: Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto de Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. 

Salmo responsorial Sal 62. 2. 3-4. 5-6. 8-9 
L.- Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
R.- Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. 
L.- Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, ... 
L.- ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. 
L.- Toda mi vida te bendeciré, y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, ... L.- Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. 

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 3,26-29. 
Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán, y herederos de la promesa. Palabra de Dios. Gloria a Ti, Señor. 

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 18-24. 
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: -¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: -Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. El les preguntó: -y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: -El Mesías de Dios. El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. y añadió: -El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Y, dirigiéndose a todos, dijo: -El que quiera seguirme, que se niegue así mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. Palabra del Señor. Gloria a Ti, ... 

Oración de los fieles 
Celebrante: Oremos al Señor, nuestro Dios.
L.- Por la Iglesia, comunidad de creyentes; para que sepa mostrar al mundo el rostro verdadero de Cristo, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad. 
L.- Por todos los que nos preciamos de llevar el nombre de cristianos; para que desaparezcan las divisiones y seamos uno en Cristo, roguemos al Señor. R. Señor escucha y  ten piedad. 
L.- Por los no creyentes que se preguntan quién es Cristo; para que puedan reconocerlo en el testimonio de vida de los creyentes, roguemos al Señor.  R. Señor escucha y ten piedad. 
L.- Por todos los que sufren; para que pongan su esperanza en aquel que fue traspasado por nuestras culpas, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad. 
L.- Por nosotros, que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo; para que carguemos con la cruz de cada día y le sigamos, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad. 
Celebrante: Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, camino único que lleva hasta ti, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, para que, purificados por tu poder, te agrademos con la ofrenda de nuestro amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Oración después de la comunión
Renovados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, imploramos de tu bondad, Señor, que cuanto celebramos en cada eucaristía sea para nosotros prenda de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"