Dios encarnado
¿Quién dicen las gentes que soy yo?
Según cuentan los evangelistas, aquellas multitudes que seguían a Jesús no sabían bien quién era. Para algunos era Juan el Bautista; para otros, Elías o Jeremías; la mayoría creía que se trataba de un nuevo profeta o de alguno de los antiguos profetas resucitado. Y vosotros ¿quién decís que soy yo?
La respuesta sale de la boca de Pedro: Tu eres el Cristo de Dios. Sí, es el Hijo de Dios vivo (Mt 16, 16) hecho hombre. Dios mismo. El Salvador del mundo. Hoy día hay quiénes desconocen a Cristo o tienen una idea borrosa de Él. Y lo que es peor: se le rechaza, como ocurrió en el siglo I: Vino a salvar al mundo, y los suyos le han entregado ante Pilatos./ Nos enseñó el camino del bien, y lo arrastran por la vía del Calvario./ Ha dado ejemplo en todo, y prefieren a un ladrón homicida./ Nació para perdonar; y sin motivo le condenan al suplicio./ Llegó por senderos de paz, y le declaran la guerra./ Era la Luz, y lo entregan en poder de las tinieblas./
Traía Amor; y le pagan con odio./ Vino para ser Rey, y le coronan de espinas./ Se hizo siervo para liberarnos del pecado, y le clavan en la Cruz./ Tomó carne para darnos Vida, y nosotros le compensamos con la muerte
(.San Josemaría Escrivá).
La cruz en la vida del cristiano
Si alguno quiere venir detrás de mi que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga. No nos dejemos engañar por los que quieren introducir en nuestros corazones ideales distintos e, incluso, opuestos a los de nuestra fe. Sólo en Cristo está la solución a todos nuestros problemas. Él es quien libera al hombre del pecado y de toda esclavitud; Él es la luz que brilla en medio de las tinieblas; Él es quien da a la vida el sentido por el que vale la pena vivir, amar, trabajar, sufrir.
Hagamos presente a Cristo entre los hombres viviendo correctamente nuestra fe. Esto es lo que Dios quiere y lo que necesita el mundo. El cristianismo no puede dimitir de la cruz: la vida cristiana no es posible sin el peso fuerte y grande del deber.
TEXTOS LITÚRGICOS
Monición de entrada
Ésta es la reunión de los que nos llamamos cristianos, discípulos de Cristo, creyentes en él.
Acto penitencial
-Tú que cargaste con el pecado de todos: Señor, ten piedad.
-Tú que fuiste traspasado por nuestras culpas: Cristo, ten piedad.
-Tú que entregaste tu vida como expiación: Señor, ten piedad.
Oración colecta
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del Profeta Zacarías 12, 10- I I.
Esto dice el Señor: Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto de Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 62. 2. 3-4. 5-6. 8-9
L.- Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
R.- Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
L.- Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, ...
L.- ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
L.- Toda mi vida te bendeciré, y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, ... L.- Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene. R.-Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 3,26-29.
Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán, y herederos de la promesa. Palabra de Dios. Gloria a Ti, Señor.
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 18-24.
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: -¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: -Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. El les preguntó: -y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: -El Mesías de Dios. El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. y añadió: -El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Y, dirigiéndose a todos, dijo: -El que quiera seguirme, que se niegue así mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. Palabra del Señor. Gloria a Ti, ...
Oración de los fieles
Celebrante: Oremos al Señor, nuestro Dios.
L.- Por la Iglesia, comunidad de creyentes; para que sepa mostrar al mundo el rostro verdadero de Cristo, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad.
L.- Por todos los que nos preciamos de llevar el nombre de cristianos; para que desaparezcan las divisiones y seamos uno en Cristo, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad.
L.- Por los no creyentes que se preguntan quién es Cristo; para que puedan reconocerlo en el testimonio de vida de los creyentes, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad.
L.- Por todos los que sufren; para que pongan su esperanza en aquel que fue traspasado por nuestras culpas, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad.
L.- Por nosotros, que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo; para que carguemos con la cruz de cada día y le sigamos, roguemos al Señor. R. Señor escucha y ten piedad.
Celebrante: Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, camino único que lleva hasta ti, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, para que, purificados por tu poder, te agrademos con la ofrenda de nuestro amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la comunión
Renovados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, imploramos de tu bondad, Señor, que cuanto celebramos en cada eucaristía sea para nosotros prenda de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.