“La Iglesia católica es relativamente joven en Sudáfrica, la mayoría de nuestros lugares no tienen más de 150 años. Por lo tanto, es una Iglesia joven pero muy vigorosa”.
“Somos aproximadamente el 10% de la población total que suma 15 millones de personas. Creo que la Iglesia ha ido creciendo paulatinamente, somos alrededor de 29 diócesis”.
“Hoy, la mayoría de la Iglesia, probablemente el 70% de ella, radica en zonas rurales y mucho del trabajo de la Iglesia se encuentra en lugares en donde nadie más va. Y tenemos aproximadamente el 30% en zonas urbanas implicada en universidades, hospitales, clínicas, escuelas y contamos con 1.200 parroquias en toda Sudáfrica”.
“Muy a menudo las habilidades de contener la presión social no están presentes y esa es la tarea principal del trabajo de la Iglesia. Mucho de nuestro trabajo se centra también en la labor con migrantes y refugiados y nos recuerda que tenemos un asunto importante en el sur de África, en términos de procedencia de la gente; ¿por qué vienen y qué podemos hacer como Iglesia? Porque, muy a menudo, la comunidad local tiene la mejor respuesta pero también es el lugar más peligroso en términos de xenofobia y estamos muy preocupados al respecto. Trabajamos muy duro para hacer talleres de construcción de paz para intentar y mostrar al mundo y a nuestras comunidades especialemente, que podemos trabajar, aprender y estar juntos”.
“Viviremos la vida no sólo como cristianos pues sabemos que somos hermanos, seamos blancos, negros o indios, somos uno”.
“Hay oportunidades en Sudáfrica que quizá no existen en otras partes del mundo. Estamos formando una nueva sociedad, estamos buscando nuevas formas de hacer las cosas”.
“Creo que una de las cosas por las que somos muy conocidos es que nuestra Conferencia Episcopal ha estado muy unida y nos ha dado la fuerza de incidir, si se me permite ese ejemplo en términos de la contribución que hicimos durante la lucha contra la segregación racial y hacia la democracia que tenemos hoy”.
“Intentamos e impulsamos al gobierno sobre por qué hay leyes en vigor, aunque no sentimos que se preste demasiada atención a esta exhortación. No sentimos que la campaña organizada por la organización ordinaria esté lo suficientemente apoyada por la mano dura del gobierno en contra de personas que trafican con mujeres y niños”.
“El deporte puede realmente levantar el espíritu de la gente y este torneo será ese hecho rescatable para aquellas personas que atraviesan momentos difíciles y quizá, un poco negativos respecto a la situación política del país. Así que creo que todo será puesto de lado y será un evento de elevación del espíritu para los sudafricanos, y podría cambiar, realmente, la mente de los líderes y políticos también”.
