Santiago despide al Papa recordando su próxima cita con la JMJ.
Madrid, 6 de noviembre de 2010. La próxima vez que veamos al Papa en España lo arropará la juventud del mundo. La próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) traerá a España al Santo Padre. Cientos de miles de jóvenes ya le esperan.
Pablo ha viajado desde Cáceres: horas de autobús, una breve noche en un polideportivo y un madrugón para estar a las 6 de la mañana esperando para entrar en la plaza de la catedral. Sentado ya en la plaza está contento: “Tantas horas de espera han merecido la pena”. Varios de sus compañeros aprovechan la espera para echar una cabezada y reponer fuerzas. Uno de ellos, Fernando, abre un ojo. Se muestra desconcertado tras salir del sueño, pero es de rápido despertar y enseguida aporta a la recién comenzada conversación: “Si el Papa ha hecho tantos kilómetros a su edad para venir hasta aquí, nosotros no podíamos ser menos”.
Llega el Papa
Las horas van pasando, las pantallas gigantes muestran el aterrizaje del avión del Santo Padre. Un murmullo cada vez más extenso recorre la plaza de la catedral, el Obradoiro: “¡El Papa ya está en España!”. Se abre la puerta del avión y Benedicto XVI aparece con una gran sonrisa. La plaza del Obradorio estalla. Aplausos, vivas y cánticos recorren las plazas de Santiago donde se concentra la gente.
La visita del Papa ha comenzado. Santiago de Compostela escucha las primeras palabras del Santo Padre: “Vengo como peregrino en este Año Santo Compostelano y traigo en el corazón el mismo amor a Cristo que movía al Apóstol Pablo a emprender sus viajes”.
Ya falta menos, las horas se hacen más cortas mientras se puede ver por televisión el recorrido del Papa mientras se acerca a la ciudad.
La plaza de Quintana, a espaldas de la catedral, es la próxima parada del Papa. En ella se encuentra la Puerta Santa, por donde entran los peregrinos a la catedral el Año Santo. Por ahí accederá Benedicto XVI a la catedral.
La catedral, centro de Santiago
Las pantallas ya muestran al papamóvil entrando en la ciudad. Los santiagueses orientan a aquellos venidos de otras partes de España: “¡Eso es San Lázaro!”. Minutos más tarde el Papa desciende del coche camino de la catedral.
Nati no puede ocultar su emoción. La tarde anterior ha estado ayudando a preparar las albas y las casullas que revestirán a los concelebrantes de la misa. “Ayer nos pidieron una toalla de hilo para que el Papa la usara cuando llegara a la catedral; le hemos dejado la que utilizó Juan Pablo II la última vez que estuvo en Santiago”, revela con un guiño.
Tras la visita a la catedral el Papa se asoma a saludar a través de la puerta principal. Tras horas de espera la plaza entera vuelca su cariño y su bienvenida al Santo Padre, quien sonríe mientras escucha el caos de cánticos. No importa, cada uno da la bienvenida a su manera.
“Llego como peregrino”
Y ya falta menos, apenas dos horas para la misa. El Papa entra en la plaza en el papamóvil. Todos los asistentes se aprietan en torno a las barreras del pasillo central para estar lo más cerca posible de Benedicto XVI. Éste reparte sus bendiciones sin perder la sonrisa hasta que llega al Ayuntamiento donde se reviste para celebrar la misa.
Comienza la homilía: “En este Año Santo, llego como peregrino entre los peregrinos, acompañando a tantos como vienen hasta aquí sedientos de la fe en Cristo resucitado”.
Frente a la lógica del materialismo, el Papa propone el 'sólo Dios basta' de Santa Teresa. Esa es la aportación de la Iglesia a la Europa actual. Dice Benedicto XVI: “Sólo Él es absoluto, amor fiel e indeclinable, meta infinita que transluce detrás de todos los bienes admirables de este mundo; admirables pero insuficientes para el corazón del hombre”.
Tras la misa la plaza entera “recuerda” al Santo Padre su cita en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud: “Sí, sí, sí, nos vemos en Madrid”.
Fuente: JMJ 2011.