Benedicto XVI: "En el amor de Dios el hombre no conoce la desilusión".

01/12/2010, AUDIENCIA GENERAL. Sala Pablo VI
“Dios es amor y sólo cuando nos abrimos totalmente a ese amor y dejamos que se vuelva la única guía de la existencia, todo se transforma, se encuentran la verdadera paz y el verdadero gozo”. Es la reflexión que ha ofrecido Benedicto XVI hoy durante la audiencia general, dedicando la catequesis a la figura de Juliana de Norwich. Venerada por la Iglesia católica y la Comunión anglicada, fue una mística que vivió entre 1342 y 1430. La herencia de esta anacoreta, explicó el Papa, se encuentra en el libro “Revelaciones del Amor Divino”, en el cual Juliana narra las dieciséis visiones que tuvo durante una grave enfermedad. De sus palabras, insistió el Papa, transpira un profundo optimismo, “fundado en la certeza de ser amados por Dios y de estar protegidos por su Providencia”. “Dios antes de crearnos – escribía la mística – nos amó, con un amor que no ha desaparecido y nunca desaparecerá”. “Las promesas de Dios son siempre más grandes que nuestras expectativas – concluyó el pontífice – si encomendamos a Dios, a su inmenso amor, los deseos más puros y más profundos de nuestro corazón, no quedaremos desilusionados”.
Al término del encuentro en el Aula Pablo VI, el Papa bendijo una estatua de bronce de la Patrona de la Aviación. La escultura de la Beata Virgen de Loreto será colocada el próximo 10 de diciembre en el aeropuerto de Fiumicino en Roma.


Juliana de Norwich

Queridos hermanos y hermanas:

Esta mañana quiero hablaros de Juliana de Norwich, mística inglesa que vivió aproximadamente entre mil trecientos cuarenta y dos y mil cuatrocientos treinta. Optó por una vida anacoreta, entregándose plenamente a la oración, a la meditación y al estudio; se distinguió por una gran sensibilidad humana y religiosa, que causaba admiración en las personas que la visitaban, a muchas de las cuales ayudaba con sus consejos espirituales. Uno de los mensajes centrales de Juliana de Norwic, recogido en su libro Revelaciones del Amor Divino, consiste en la certeza de que somos amados por Dios y asistidos por su Providencia. Dios es amor, y sólo quien le corresponde, dejando que su existencia sea guiada por tal amor, experimenta la paz verdadera y la alegría auténtica. “Madre Juliana”, como era llamada en su tiempo, alude con frecuencia al amor materno para anunciar la ternura, la solicitud y la totalidad de la bondad de Dios, que se manifiesta en la creación y en toda la historia de la salvación, teniendo su culmen en la encarnación del Hijo.

* * *

Saludo con afecto a los grupos de lengua española, provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Las promesas divinas son más grandes que nuestras expectativas. Si entregamos a Dios, a su inmenso amor, los deseos más puros y profundos de nuestro corazón, nunca nos sentiremos defraudados. “Todo estará bien”, “cada cosa será para bien”. Esto lo vivió con gran intensidad Juliana de Norwich. Que su ejemplo os ayude en vuestra vida cristiana, para que siempre seáis signos vivos de la caridad de Cristo y transmitáis a los demás con serena alegría la belleza de su mensaje de salvación. Muchas gracias.

Fuente: H2ONews, Vaticano

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"