Celebramos y recordamos hoy a san Francisco Javier, jesuita patrón de las misiones. Invito a leer una reflexión de Jesús de las Heras, director de la Revista Ecclesia. El 7 de abril de 2006 se cumplieron 500 años del nacimiento, en el Castillo de Javier, de Francisco de Javier, profesor de la Sorbona, cofundador, bajo la dirección de Ignacio de Loyola, de la Compañía de Jesús, misionero en las Indias Orientales y Japón y figura universal que trazó fuertes lazos de colaboración y comprensión entre Oriente y Occidente.
“Quiso Dios con su acostumbrada misericordia acordarse de mí, y con grande consolación interior sentí y conocí su santísima voluntad que me encamisase a las partes de Malaca… Espero en Dios nuestro Señor que en este viaje me ha de hacer mucho favor; pues con tanto contento de mi alma y espiritual consolación, me hizo merced de darme a entender su santísima voluntad…Estoy tan determinado a cumplir lo que Dios me dio a entender en mi alma, que a no hacerlo me parece que iría contra su santísima voluntad, y que ni en esta vida ni en la otra me haría merced. Y si no hubiera barcos portugueses para Malaca en este año, me iría con algún navío de moros o de gentiles. Tengo tanta fe en Dios nuestro Señor, por cuyo amor únicamente emprendo este viaje, que si no hubiera este año en la costa navío alguno para viajar, y partiese tan sólo un cataramán (una balsa o junco), me iría en él confiadamente, puesta toda mi confianza en el Señor. Por amor y servicio de Dios os ruego, carísimos hermanos en Cristo, que en vuestros sacrificios y continuas oraciones os acordéis de mí, pecador, y me encomendéis a Dios” (Carta 51, n. 1, 2. A los PP. Diego y Pablo de Goa. Meliapur, 8-5-1545).
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"¡Oh Dios mío! Yo os amo; y no os amo porque me salvéis, o porque castiguéis con fuego eterno a los que no os aman. Vos, vos, Jesús mío, habéis abrasado todo mi ser en la Cruz; sufristeis los clavos, la lanza, las ignominias, innumerables dolores, sudores, angustias, y la muerte: y esto, por mí y por mí pecador. ¿Por qué, pues, no te he de amar, oh Jesús amantísimo? No porque me lleves al cielo, o porque me condenes al infierno, ni por esperanza de algún premio; sino así como vos me amasteis, así os amo y os amaré: sólo porque sois mi Rey y sólo porque sois mi Dios. Amén."
Fuente: Pastoral Santiago