El 2 de febrero se cumplen 40 días de la Natividad del Señor, y es el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. La Ley de Moisés estipulaba que el hijo mayor de cada hogar pertenecía a Dios y que había que "rescatarlo", ofreciendo por él un sacrificio en el templo. Así lo hicieron María y José, y ahí reside el origen de la presentación al Señor de los niños nacidos en el año.
Esta costumbre adquiere en nuestros días un significado nuevo: presentamos a los niños a María, poniéndolos bajo su protección y amparo. En algunas parroquias, además de presentar al niño, se le impone el escapulario de la Virgen del Carmen, como signo externo de esa protección y de la especial consagración a la Madre de Dios. Esto responde a la necesidad que tenemos de manifestar, con símbolos, hechos y palabras, que creemos en Dios y en la instauración de su reino. La cita ofrece a los padres, tras la preparación al sacramento y el propio bautismo, una nueva oportunidad de encontrarse con su comunidad parroquial.
ORACIÓN DE PRESENTACIÓN
«María, Madre de Jesús,
te ofrecemos nuestros hijos
como hijos tuyos:
Te ofrecemos sus ojos
para que se abran a las
maravillas de la creación;
te ofrecemos sus manos
para que aprendan a
construir un mundo
más humano;
te ofrecemos su corazón,
para que amen
sin medida;
te ofrecemos todo lo que
son y serán para que se
enamoren del bien y
aborrezcan el mal.
Madre, aquí tienes
a tus hijos.
En ti ponemos nuestra
confianza. Guárdalos como
posesión tuya».
«María, Madre de Jesús,
te ofrecemos nuestros hijos
como hijos tuyos:
Te ofrecemos sus ojos
para que se abran a las
maravillas de la creación;
te ofrecemos sus manos
para que aprendan a
construir un mundo
más humano;
te ofrecemos su corazón,
para que amen
sin medida;
te ofrecemos todo lo que
son y serán para que se
enamoren del bien y
aborrezcan el mal.
Madre, aquí tienes
a tus hijos.
En ti ponemos nuestra
confianza. Guárdalos como
posesión tuya».
Fuente: Diócesis de Málaga.