MONICIÓN DE ENTRADA
El Domingo III del Tiempo Ordinario nos trae la proclamación de Jesús como la gran luz que iluminó una tierra de paganos, tal como nos anuncia el profeta Isaías. Es la profecía sobre el Mesías. Jesús, asimismo, se instala en Cafarnaún e inicia su predicación anunciando la llegada inmediata del Reino de Dios. Además elige a los primeros discípulos. Deciros, también, que la iglesia universal celebra hoy la Jornada de la Infancia Misionera. Estamos ante una jornada mundial y pontificia, celebrada bajo el auspicio de la Obras Pontificias Misioneras. Los niños también han de colaborar mostrando que Jesús luz para el mundo y la salvación para todos. Iniciemos, pues, nuestra eucaristía con gran gozo y esperanza.
1ª LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 8, 23b-9, 3
En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro los quebrantaste como el día de Madián.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL SALMO 26
R.- EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.-
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.-
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.-
2ª LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1, 10-13. 17
Hermanos:
Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y por eso os hablo así, porque andáis divididos, diciendo: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo.” ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios
ALELUYA Mt, 4,23
Jesús proclamaba el Evangelio del Reino, curando las dolencias del pueblo.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 4, 12-23
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: “País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.”
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
-- Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
-- Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Domingo.
Jesús comienza su vida pública con el anuncio de la Buena Noticia por excelencia: Dios reivindica su lugar en el mundo y, con ello, se hace necesario un vuelco en la forma de ver las cosas y de actuar. Es decir, ha llegado el Reino de Dios. Este Reino es personalmente Jesucristo. Él es quien, con su venida, ha hecho urgente el cambio de mentalidad. La predicación de Jesús, sus obras, su presencia entregada, son la luz que ilumina para siempre a la humanidad.
Y si Cristo es “el sol que nace de lo alto” (Lc 1,78), ya nuestras vidas no pueden permanecer iguales: hay que cambiar el centro sobre el que giran nuestras alegrías y esperanzas, afanes y tristezas. ¿Qué cosas nos llenan de gozo y cuáles nos preocupan? ¿Qué esperanzas nos mueven y qué ocupa nuestros esfuerzos?
La luz de Cristo comenzó a brillar en un momento concreto de la historia, pero, gracias a la Iglesia fundada por Jesús, es luz presente que llega hasta el confín de la tierra y hasta el final de los tiempos (Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, 5). La imagen de la pesca sugiere una convocatoria numerosa, que debe alcanzar a muchas personas de toda condición. Los colaboradores más cercanos, por su parte, son llamados por Jesús uno a uno. Bordeando el mar de las limitaciones, dudas y pecados de cada cual, Jesús conoce bien a quienes elige (Jn 13,18; 15,16). Sólo la experiencia personal de un encuentro con Cristo y la escucha permanente de su llamada pueden sostener la entrega a la obra del Reino.
En este momento de la historia, el Señor nos convoca a una nueva evangelización. La chispa de inicio de esta iniciativa renovada de la Iglesia sólo puede venir del mismo Cristo y de su Espíritu. Hoy se nos ofrece en el pregón de Jesús, que resuena en las comunidades cristianas de todo el orbe y llama a muchos a seguirle.
Francisco Castro Pérez, sacerdote
Fuente: Betania, Diocesis Malaga.