MONICIÓN DE ENTRADA
Esta semana por un lado la Iglesia española celebra la Jornada contra el Hambre, bien personificada en el trabajo de Manos Unidas. El hambre en el mundo es producto del pecado humano, de la especulación. Y, por otro, Jesús de Nazaret nos completa hoy su excepcional Sermón de la Montaña mediante la contemplación y mejora de los postulados del Antiguo Testamento. Jesús no ha venido a cambiar la Ley sino a mejorarla. Y las cuestiones como el amor y respeto a los hermanos, o el respeto y amor por la pareja, nos marcan un camino de vida adecuado mediante su permanente mensaje del amor. Iniciemos la eucaristía con gozo y alegría.
Esta semana por un lado la Iglesia española celebra la Jornada contra el Hambre, bien personificada en el trabajo de Manos Unidas. El hambre en el mundo es producto del pecado humano, de la especulación. Y, por otro, Jesús de Nazaret nos completa hoy su excepcional Sermón de la Montaña mediante la contemplación y mejora de los postulados del Antiguo Testamento. Jesús no ha venido a cambiar la Ley sino a mejorarla. Y las cuestiones como el amor y respeto a los hermanos, o el respeto y amor por la pareja, nos marcan un camino de vida adecuado mediante su permanente mensaje del amor. Iniciemos la eucaristía con gozo y alegría.
1ª LECTURA: LECTURA DEL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO 15, 16-21
Si quieres, guardarás los mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están puestos fuego y agua, echa mano a lo que quieras; delante del hombre están muerte y vida; le darán lo que él escoja. Es inmensa la sabiduría del Señor, es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones, él conoce todas las obras del hombre; no mandó pecar al hombre, ni deja inmunes a los mentirosos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL. SALMO 118
R.- DICHOSOS LOS QUE CAMINAN EN LA VOLUNDAD DEL SEÑOR.
Dichoso el que con vida intachable
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que guardando sus preceptos
lo busca de todo corazón. R.-
Tú promulgas tus decretos
Para que se observen exactamente;
¡ojalá esté firme mi camino
Para cumplir tus consignas! R.-
Haz bien a tu siervo: viviré
Y cumpliré tus palabras;
Ábreme los ojos y contemplaré
Las maravillas de tu voluntad. R.-
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes
Y lo seguiré puntualmente;
Enséñame a cumplir tu voluntad
Y a guardarla de todo corazón. R.-
R.- DICHOSOS LOS QUE CAMINAN EN LA VOLUNDAD DEL SEÑOR.
Dichoso el que con vida intachable
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que guardando sus preceptos
lo busca de todo corazón. R.-
Tú promulgas tus decretos
Para que se observen exactamente;
¡ojalá esté firme mi camino
Para cumplir tus consignas! R.-
Haz bien a tu siervo: viviré
Y cumpliré tus palabras;
Ábreme los ojos y contemplaré
Las maravillas de tu voluntad. R.-
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes
Y lo seguiré puntualmente;
Enséñame a cumplir tu voluntad
Y a guardarla de todo corazón. R.-
2ª LECTURA: LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 2, 6-10
Hermanos:
Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, encendida, predestinad por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito:”Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman” y Dios nos lo ha revelado, por el Espíritu, y el Espíritu todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios.
Palabra de Dios
ALELUYA Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del Reino a la gente sencilla.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 5, 17- 37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será menos importante en el Reino de los Cielos. Pero quien lo cumpla y enseñe, será grande en el Reino de los Cielos.
Os aseguro: si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano será procesado.
Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.
Habéis oído el mandamiento “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el Abismo. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar al Abismo. Está mandado: “El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.” Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer -–excepto en caso de prostitución-- la induce al adulterio, y el que se casa con la divorciada comote adulterio.
Sabéis que se mandó a los antiguos; “No jurarás en falso” y” Cumplirás tus votos al Señor.” Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir si o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del domingo.
El núcleo del Evangelio es el anuncio de la salvación que Dios ha realizado en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros. Desde un punto de vista objetivo, podemos decir que ya estamos salvados.
Pero junto a este aspecto, hay que considerar otro, digamos, subjetivo: es preciso acoger la Buena Noticia con firme intención de hacerla vida. Que Dios nos haya hecho capaces de dar esta respuesta y nos convoque a ello forma parte integral del anuncio del Evangelio. Kerigma y ley, doctrina y moral, son el haz y el envés de la misión de la Iglesia y de toda la vida cristiana: la evangelización impulsa nuevos modos de vida personal y colectiva, y la vida nueva se convierte en testimonio de lo que Dios ha realizado por nosotros.
Las leyes están para cumplirlas. Si además, se trata de la ley de Dios ¿quién podrá escabullirse? El cumplimiento estricto nos permitiría decir: “yo no mato, ni robo…”. Pero de este modo no iríamos más allá de lo que hacían los fariseos. Ahora bien, ¿cómo ser mejores que los sabios escribas, los piadosos y cumplidores fariseos? No parece cosa que esté al alcance de cualquiera. Y, sin embargo, Jesús lo propone como algo que está al alcance, precisamente, de todos. Y advierte que otra cosa sería incompatible con el Reino de Dios e impediría la felicidad recién proclamada en las bienaventuranzas.
Jesús no contradice la primera alianza, sino que viene a perfeccionarla, realizando lo que anunciaron los profetas: “pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones” (Jer 31,33). Solo un corazón transformado por la gracia puede comprender que es mejor perdonar que odiar, servir que aprovecharse, ser fieles que dejarse llevar… Solo una ley cumplida de corazón puede expresar la alianza con un Dios que no pretende ser un patrón enojoso, sino que se revela como Padre y nos invita a una dignidad más alta y una vida mejor: vida de hijos y hermanos. La nueva ley no viene a nosotros como una obligación impuesta que nos abruma y no nos deja ser libres. Al contrario, la ley que Jesús proclama es profundamente humana y liberadora. Vivir conforme a ella nos realiza como personas.
Francisco Castro Pérez, sacerdote
Fuente: Betania, Diócesis de Malaga.