Domingo II de Cuaresma (20/03/2011).

MONICIÓN DE ENTRADA.

Celebramos hoy el Segundo Domingo de Cuaresma y, en nuestra celebración, la Palabra de Dios nos va a presentar el prodigio de la Transfiguración del Señor. Hecho extraordinario, pleno de aires de eternidad, con el que Jesús de Nazaret quiso apuntalar la fe de sus discípulos antes de los hechos difíciles de su Pasión y Muerte. También hoy a nosotros Jesús nos muestra el camino de conversión, de paz y de amor que trae la Cuaresma. Y, además, sabemos –porque Él nos lo ha dicho—que el final de nuestro camino es la Resurrección, la Pascua. Por su esfuerzo y sacrificio estamos redimidos y hoy, y siempre, hemos de ser coherentes con nuestra Redención. Iniciemos alegría y esperanza la Eucaristía. Ayer fue la Solemnidad de San José y el Día del Seminario. Decir que las oraciones y la colecta por los seminarios de nuestra diócesis continúan en este domingo.

1ª LECTURA: LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS 12, 1-4 a

En aquellos días, el Señor dijo a Abrahán:

- Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.

Abraham marchó, como le había dicho el Señor.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. SALMO 32

R.- QUE TU MISERICORDIA, SEÑOR, VENGA SOBRE NOSOTROS, COMO LO ESPERAMOS DE TI

La palabra del Señor es sincera, 
y todas sus acciones son leales; 
él ama la justicia y el derecho, 
y su misericordia llena la tierra. R.-

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, 
en los que esperan en su misericordia, 
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.-

Nosotros aguardamos al Señor: 
él es nuestro auxilio y escudo. 
Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, 
como lo esperamos de ti. R.-

2ª LECTURA: LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TIMOTEO 1, 8b-10

Querido hermano:

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.

Palabra de Dios


ACLAMACIÓN Mt 17.5

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre: Este es mi hijo, el amado, escuchadlo.


 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.

Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:

- Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:

- Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.

Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:

- Levantaos, no temáis.

Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:

- No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Domingo.

"Todo comenzó con un encuentro". Así, con esta expresiva frase iniciaba Schillebeeckx la segunda parte de su cristología. El encuentro con Jesús cambió el rumbo de las vidas de los discípulos. Sin este encuentro seguirían siendo lo que eran. Muchos años antes, el encuentro de Abrahán con Dios, le transformó en un hombre nuevo y le hizo modelo del hombre abierto al encuentro con Dios por su actitud creyente y su total disponibilidad. Por eso, "no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida" nos dice Benedicto XVI en su primera encíclica. Y, el hombre moderno, el hombre de nuestros días, sólo será creyente cuando haya hecho una experiencia auténtica de encuentro y adhesión a la persona de Cristo. El Evangelio de la Transfiguración del Señor, nos descubre la hondura y la trascendencia que para los discípulos va a tener ese encuentro con Cristo glorificado. Sólo desde esa experiencia de encuentro con Cristo glorificado van a poder, no sólo entender, sino vivir el escándalo de la cruz.

Los tiempos de los que hablaba el teólogo Karl Rahner ya han llegado. El cristiano de hoy ha perdido apoyos externos, por ello, para seguir siendo cristiano necesitamos tener nuestra experiencia personal de Dios como base de nuestra fe. Benedicto XVI decía en 1996 en Méjico: "Una fe católica reducida a normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales a los sacramentos, a moralismos blandos o crispados, que no convierten la vida de los bautizados, no resistirá los embates del tiempo". El cristiano de hoy "o es un místico" parafrasendo a Rahner, o no será cristiano, entendiendo "místico" como el hombre que tiene una experiencia personal de relación con Dios, para el que la fe no es sólo de oídas, sino el fruto de su experiencia de Dios, del encuentro con Dios, desde su respuesta libre a una presencia que se manifiesta cercana y accesible. Creados a imagen y semejanza de Dios, estamos llamados al diálogo y a la relación personal. El encuentro con Dios es posible, y Jesús nos lo muestra en el evangelio de hoy.

Para que se pueda dar ese encuentro, la oración es el lugar natural y necesario, precisamente por ello, el miércoles de ceniza, la Iglesia nos proponía la oración como base y cimiento de nuestra conversión y del encuentro con Dios. En la oración tomamos conciencia de la presencia de Dios y de la necesidad de escucharle y de responderle. Sin una experiencia asidua e intensa de oración personal es difícil hacer experiencia de Dios. La oración es camino de encuentro, de diálogo y de respuesta. El Tabor no está lejos, porque esa "montaña alta" en la que Jesucristo resplandece y colma de paz y gozo nuestra existencia, nos hace oír la voz del Padre y nos fortalece en la debilidad, está dentro de nuestro corazón.

Antonio Eloy Madueño, sacerdote

ESPECIAL CUARESMA.
Todas las publicaciones y materiales de la Cuaresma estarán disponibles en nuestra sección "CUARESMA 2011".

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