“Nuestro proyecto educativo es evangelizador”. Alfonso, comprometido y dinámico, define así de rotundo la filosofía de un colegio que cumplirá 100 años en 2015. Su implantación más que arraigada en A Coruña, no le ahorra esfuerzos para planificar el curso.
Alfonso: Todas las actividades se enmarcan en uno de estos campos: valores, diálogo fe-cultura, la propuesta directa. Tenemos un claro compromiso con el mensaje cristiano. Estamos metidos en el “plan de calidad”, como otros centros (revisamos todas las prácticas del centro porque no queremos vivir sólo de la marca). Pero además, somos conscientes de que existe una misión en lo que hacemos y una visión, acerca de lo que queremos hacer.
Mi sueño, nuestro sueño, es crecer en el grado de compromiso dentro de la comunidad educativa. Padres, profesores y alumnos, desarrollando juntos el ideario cristiano del centro. El trabajo con la Asociación de padres va en esa línea. Soy el que hago las admisiones, consciente de que mi rostro es la primera impresión y el primer contacto que se llevarán del colegio. Con la misma mentalidad trabajo ante las elecciones al Consejo Escolar, en el grupo Scout “Marcha” y en todas partes.
Alfonso también vive su compromiso cristiano al salir de Maristas, colaborando en la ciudad, parroquia de La Divina Pastora (Capuchinos). Coordina allí el equipo de Liturgia y la Catequesis.
El hermano Santiago Cubillas Montiel (natural de León, 87 años) nos cuenta la bonita historia de los comienzos de Maristas en A Coruña. Hará 100 años en 2015. Cuando los primeros maristas franceses tuvieron que salir de su país ante la llegada al poder de la tercera república. Les confiscaron sus propiedades y fueron llevando su carisma de enseñanza por diversos territorios. Uno de ellos fue Cataluña. Allí, un empresario catalán les eligió para la educación de sus hijos. En un momento dado hubo de trasladarse a Lugo y quiso que comenzase en la ciudad de las murallas la labor de los maristas. Poco después llegaba a Coruña el modelo educativo y pedagógico que nació de la mano de San Marcelino Champagnat.
Alfonso: En Maristas os preocupamos por la actualización. Desde la provincia se organizan cursos para los profesores. Procuramos pasar todos por los equipos de pastoral y solidaridad. Después de unos tres años de formación, se nos hace una invitación formativa denominada HEE ( Hermitage Escuela de Educadores), en la cual, varias semanas de preparación finalizan con un viaje a los lugares maristas por excelencia, donde el fundador puso los cimientos de lo que ahora somos.
Hacemos partícipes a los padres del ideario sentido evangelizador del centro. Tres reuniones generales de curso con ellos nos sirven para trabajar juntos. Además damos mucha importancia a las entrevistas con el tutor, siempre a disposición. Nuestro estilo de dirección es abierta y cercana. Procuramos hacernos presentes en las diversas situaciones familiares (por ejemplo, fallecimientos, enfermedades…). Pensamos que acompañar a la familia es muy importante.
La verdad es que somos forofos del Domund, o de los nuestros proyectos de apadrinamiento. Esto último lo coordinamos con nuestro centro de Honduras (Camagüey) “Horizontes al futuro”. Cada curso apadrina a un alumno de allí. Y cuando llegan las Navidades, organizamos unas campañas muy fraternas. La ONG marista internacional se llama SED, cuyas actividades acaban aterrizando también en nuestro centro. Un concierto solidario, una cena benéfica o una expomerienda, dan mucho de sí para mejorarnos como personas y poder ayudar a un buen número de gente necesitada.
Entrevista: Manuel Blanco.
Fuente: Pastoral Santiago.