El próximo 13 de noviembre, domingo anterior a la solemnidad de Cristo Rey, se celebra el día de la Iglesia Diocesana. Hace más de dos décadas que empezó esta campaña. Este año, bajo el lema "La Iglesia contigo, con todos", se nos invita a participar en la financiación de las actividades eclesiales. A poco que un cristiano se implique en la evangelización, se dará cuenta de que la mano buscará la cartera en el bolsillo más de una vez. El dinero no es lo más importante, pero los gastos existen y, como en cualquier familia, las aportaciones de todos sirven para solucionar muchos problemas.
Las 1070 parroquias de nuestra diócesis de Santiago constituyen el principal centro de evangelización: la Palabra de Dios y los sacramentos se celebran allí y alimentan la vida de muchas personas. 609 sacerdotes trabajan en esta labor dentro y fuera de nuestro territorio. La formación que se imparte en las catequesis, a distintos niveles, sirve de preparación para la celebración, durante el pasado año, de 8.784 bautismos, 7.416 primeras comuniones, 4.037 confirmaciones y 3.163 matrimonios. A todo esto hay que añadir la actividad de las Cáritas parroquiales y diocesana, para la atención de los más pobres y necesitados.
Dese 2008, la Iglesia católica en España depende exclusivamente en su financiación de la libre decisión de los ciudadanos. Con la entrada en vigor del Acuerdo entre la Conferencia Episcopal y el Gobierno español de diciembre de 2006, desapareció la dotación presupuestaria que había anteriormente, se aumentó la asignación tributaria del IRPF del 0,5% al 0,7% y se eliminó la exención del IVA. La Iglesia se siente más libre en su misión, con la responsabilidad para todos (católicos y personas de buena voluntad) de velar por su sostenimiento.
Los primeros cristianos vivían así: "Todos los creyentes vivían unidos y tenían todas las cosas en común, y vendían sus posesiones y bienes y los repartían entre todos según las necesidades de cada uno". (Hch. 2, 44-45). Las comunidades eclesiales no serán verdaderas comunidades cristianas hasta que no alcancen este compartir radical de bienes espirituales y materiales. La Iglesia no es una mera institución que presta servicios a determinado precio; el bautismo, nos habla de una pertenencia a ella mucho más profunda. Los cristianos somos famosos por ejercer la solidaridad. No podemos excluir a nuestra diócesis de ese concepto.
En el ámbito clerical existe un relato muy gráfico para explicar la necesaria colaboración de todos en el sostenimiento de la Iglesia. Cuentan que al terminar de cumplimentar unas instancias para la recepción del sacramento del matrimonio, una pareja se extrañó ante unas tasas (no muy elevadas, por cierto) que se cobraban en la parroquia, de acuerdo con los aranceles diocesanos. La persona al frente de la secretaría les explicó con pedagogía: “Antes no se cobraba nada, pero desde que cerró la fábrica, hemos tenido que hacerlo”. “¿La fábrica? ¿De qué?” – preguntaron los novios intrigados- “De abanicos; antes vivíamos del aire, pero ahora también hay gastos de luz, agua, mantenimiento, etc…”. El sentido común acabó imponiéndose.
Cuentas de la Diócesis, 2010.
Carta Pastoral en el Día de la Iglesia Diocesana.
Cuentas de la Diócesis, 2010.
Carta Pastoral en el Día de la Iglesia Diocesana.
Fuente: Pastoral Santiago.