Domingo despues de Pentecostés, La Santísima Trinidad.

MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid nuestra más cordial bienvenida en este día grande que conmemoramos la Trinidad. Y es que, año tras año, al comenzar la segunda parte del Tiempo Ordinario, celebramos este Domingo de la Santísima Trinidad. Y ante ello –ante la Trinidad Santa--, hoy, además de leer y escuchar la Palabra de Dios en la Eucaristía, deberíamos abrir un silencio gozoso en nuestras almas, pues solamente con esta actitud podremos comprender que la Santísima Trinidad no es una verdad pasada de moda, sino un misterio que nos hace vivir. Silencio y calma, éstas son las palabras que nos llevan a la intimidad de ese Dios cercano, familiar, que regala al hombre la inmensidad de su amor. En esa oración fraterna y milagrosa que es la Eucaristía, aparece la Trinidad Santa continuamente.
Por ello hemos de estar, también, muy atentos a la revelación fehaciente que, en torno a la Trinidad, se nos presenta en todas nuestras celebraciones y especialmente en la administración de los sacramentos. La Trinidad es principio y fin. Es amor infinito. Además celebramos la jornada Pro Orantibus, dedicada a los religiosos y religiosas que, desde la clausura, rezan por todo y todos. Es fácil relacionar este día del amor Trinitario con el amor de los consagrados. En fin, damos los primeros pasos del Tiempo Ordinario que nos acompañará en nuestro recorrido litúrgico hasta el 2 de diciembre en que invocáramos, una vez más a la Trinidad Santísima, en el Primer Domingo de Adviento.

1ª LECTURA: LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 4, 32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciéndole: "Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás desde un extremo a otro del cielo palabra tan grande como ésta?, ¿se oyó cosa semejante?, ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde fuego, y haya sobrevivido?, ¿algún Dios intento jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con nosotros en Egipto?". Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y los mandamientos que yo te prescribo hoy, para seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor tu Dios te da siempre.

Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL. SALMO 42

R.- EL DICHOSO EL PUEBLO QUE EL SEÑOR SE ESCOGIÓ EN HEREDAD.
La palabra del señor es sincera,
y todas sus acciones leales;
El ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.-

La palabra del Señor hizo el cielo,
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque El lo dijo y existió,
Él lo mandó y surgió. R.-

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.-

Nosotros aguardamos al Señor:
Él es nuestro auxilio y escudo;
Señor, que tu misiricordia
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.-

2ª LECTURA: LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 14,17

Hermanos: los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y si somos hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para también con él glorificados.

Palabra de Dios


ALELUYA Ap 1,8

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 28, 16-20

En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

-- Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Domingo

Un día en la pila bautismal la Iglesia nos regaló el Bautismo; nos bautizaron en el nombre de la Trinidad Santa. También en su nombre comenzamos la Misa, que siempre es una alabanza a Dios Padre, por medio de Jesucristo el Señor, bajo la acción del Espíritu Santo. “Tres personas distintas y un solo Dios verdadero” (como todos hemos aprendido desde pequeños) es el misterio que Dios mismo nos ha revelado en la persona de Jesús. Cuando rezamos y nos hacemos la señal de la cruz, invocamos al Dios Uno y Trino.

Todo en nuestra vida de fe nos habla de ese Dios inmenso, todopoderoso, pero al mismo tiempo cercano y tierno, que nos sale al paso en nuestra historia. Hoy la Iglesia nos invita a contemplar ese gran misterio de amor que es Dios. Y por eso también recuerda a todos los que lo hacen de una manera especial durante todo el año, en la vida contemplativa de los conventos y monasterios. En el Evangelio de este domingo, el mismo Jesús les dice a los suyos: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Es el Señor Resucitado quien manda a sus apóstoles a anunciar la salvación por medio del Bautismo. Bautizarse en el nombre de Dios Uno y Trino es meterse de lleno en el misterio de vida que es Dios. Un Dios que “es amor” (1Jn 4,8), comunidad de amor, y que nos enseña a serlo nosotros también.

Un Dios que nos impulsa a la misión, a darlo a conocer en nuestro mundo de hoy, y que nos invita también a ser en nuestra Iglesia una verdadera comunidad de confianza, de entrega; una comunión de vida, como lo es Dios mismo. ¡Feliz día del Señor!

J. Javier García, sacerdote

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"