Bienvenidos a esta última eucaristía del mes del septiembre. El verano acabó, astronómicamente, hace unos días, y ahora se abre todo a la nueva actividad, al nuevo curso. Hemos de pensar en esas nuevas tareas con la base de las palabras que Cristo nos dirige hoy. Lanza una durísima condena contra los que producen escándalos, aquellos que escandalizan a los más pequeños, a los más débiles. Y hoy, desgraciadamente, hay mucho de eso en todos los lugares y estamentos. Sabemos, además, que Jesús no busca las exclusivas, ni las adhesiones inquebrantables. Acepta a todo aquel que está –de una forma u otra—cerca del Reino de Dios, aunque “no sea de los suyos”, “de los nuestros”. Esa ausencia de exclusividad sorprendió a los apóstoles, como, hoy, nos sorprende a nosotros. En fin, nos enseña Jesús que hemos de estar abiertos al bien, venga de donde venga. Iniciemos, pues, nuestra celebración con alegría y esperanza.
En aquellos días el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los sesenta ancianos; al posarse sobre ellos el espíritu se pusieron en seguida a profetizar. Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad; aunque estaban en la lista no habían acudido a la tienda, pero el espíritu se posó sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
-- Edad y Medad están profetizando en el campamento.
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:
-- Moisés, señor mío, prohíbeselo.
Moisés le respondió:
-- ¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. SALMO 18
R.- LOS MANDATOS DEL SEÑOR SON RECTOS Y ALEGRAN EL CORAZÓN
La ley del señor es perfecta
y es descanso del alma
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.-
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.-
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R.-
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R.-
2ª LECTURA: LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO 5,1-6
Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata derrumbados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego. ¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.
Palabra de Dios
ALELUYA Jn, 17, 17 b- a
Tu Palabra Señor es la Verdad; conságranos en la verdad.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9,38-43.45.47-48
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
-- Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.
Jesús respondió:
-- No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo. Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Palabra del Señor
Fuente: Betania, Diócesis de Málaga.