Hasta el cielo por amor

A nuestro alrededor hay personas dispuestas a darlo todo por nosotros. Son el ejemplo más cercano de lo que hizo Jesús en la cruz, cuando nos amó tanto que entregó su Vida para que nosotros pudiéramos ser felices.

Cuando tu madre se despierta diez veces en una noche para bajarte la fiebre, está dando su vida por ti.
Cuando tu hermano te regala sus cosas, está sacrificándose por ti. Cuando tus abuelos te preparan la mejor merienda aunque ellos no la tomen, están amándote a ti más que a sí mismos. Cuando nuestros hermanos nazarenos cargan sobre sus hombros el madero de la Cruz del Nazareno y nuestras hermanas aguantan con coraje el dolor de una madre dolorosa, Virgen María, que acompaña a su hijo Jesús para ser clavado en la Cruz, están sacrificándose también por ti, en los pasos de Semana Santa... Todos entregan su vida, poco a poco, por amor a ti. Y es que, si se vive amando a los demás, en vez de pensar solo en uno mismo, se es mucho más feliz. ¡Haz la prueba!

Muchas personas, saliendo de su egoísmo, han dado la vida por amor a Dios y a los demás. Misioneros, cristianos perseguidos, santos, hermanos/as Cofrades... Todos ellos nos enseñan cómo ser felices y llegar al cielo, por amor. Ojalá en la gran semana del cristiano sigamos también estos pasos por amor, sólo así seremos un poquito más libres, más puros y mejores personas.


  El Testigo  
La palabra “mártir” viene del latín y significa: testigo.
El testigo es quien ha presenciado un hecho, y lo atestigua diciendo: “¡Sí, yo lo he visto!”.
En toda la historia ha habido niños, adultos y misioneros que han sido testigos de Jesús con tanta fuerza que han sacrificado hasta su propia vida. Les amenazaban con la muerte si no negaban a Jesús, pero ellos no se han callado sino que han dicho: yo conozco a Jesús y le quiero, y como Él ha dado su vida porque me quiere, no temo perder mi vida por amor a Él.  A estas personas, la Iglesia los llama
mártires: testigos hasta dar la propia vida.

   El Dichoso  
En ocasiones, a los cristianos que han dado su vida por Cristo como testigos hasta el final, se los llama beatos, es decir, dichosos.
La Iglesia reconoce que ya están en el cielo con Jesús resucitado y que, por tanto, son felices.
Dando su vida por anunciar a Jesús, no la han perdido, sino al contrario: han alcanzado el cielo,y así, han ganado la vida para siempre. Ya lo dijo Jesús: “Dichosos aquellos que dan la vida por mí y por el Evangelio”.

    El modelo a seguir    
Santo es el que ha sido transformado por Jesús, que es el Santo. Cuando la Iglesia proclama un santo es como si dijera: este testigo que ya es dichoso en el cielo como Beato, ha vivido su vida tan unido a Jesús que ha sido como otro Cristo en la tierra y, por eso, ahora ya vive feliz con Él e intercede por nosotros desde el cielo. Los santos son un ejemplo perfecto para que nosotros les imitemos según nuestra edad y condición. De ellos podemos aprender a ser testigos de Jesús.

Fuente: Revista Gesto, Parroquia San Ginés de Padriñán

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"