Estas palabras de Teresa Herrera parecen confirmar que vivir supone para cada uno de nosotros dejar huellas en el camino -improntas llamaba Platón en el Teeteto a la huella que deja el anillo en la cera-; huellas que el paso del tiempo pueden desdibujar hasta hacer irreconocible su auténtico significado.
Por esto, recordar supone entrar en lo que San Agustín llamaba las inmensas salas del palacio de la memoria y buscar actos, sensaciones y personas que nos han hecho ser quienes somos, y es propio de la naturaleza humana señalar dónde están nuestras huellas y tratar así de hacer frente a su olvido.
Además mientras haya alguien que nos recuerde; alguien que pueda saber todavía dónde están nuestras huellas, nadie muere.
De igual modo no son menores las huellas o improntas que ha dejado la piadosa cristiana coruñesa, Teresa Margarita Herrera y Pedrosa, siendo fiel a las palabras de Jesús:
"Os doy un mandato nuevo: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado"
Y cumpliendo sus palabras no solo repitiéndolas sino también adentrándose en los sentimientos hacia el prójimo y renovando sus actitudes de amor y entrega que nosotros queremos vivenciar desde su servicio y disponibilidad para que seamos transmisores del amor y de la misericordia de Jesús procurando sus mismas actitudes, como Él nos enseñó.
Razón por la cual es justo y comprensible que una mujer de tal relieve por su generosidad transcendental y dedicación, sea brillantemente divulgada por todos los coruñeses y con más sentido por todos los desvalidos enfermos que desde hace doscientos veintitrés años cuentan con lecho y amparo al abrigo de unos muros erigidos con certeza sobre su peculio, y que con el devenir de los tiempos acogieron las transformaciones físicas, técnicas y espaciales que corresponden hasta llegar al insigne complejo hospitalario actual, que acoge una de las mayores preocupaciones de Teresa, la atención a la maternidad y a la infancia, y que lleva, por todo el orbe, su nombre actual de "Hospital Materno Infantil Teresa Herrera".
Avanzando en nuestro razonamiento, consideramos que Teresa Herrera recibió desde sus primeras luces, la fe católica, ya que sus abuelos desempeñaban cargos de confianza en las cofradías y corporaciones religiosas de la ciudad de tan notoria importancia en el siglo XVIII, y así encontró el ambiente de virtud y bondad que serviría de pilar para sus futuras obras.
Teresa Herrera simboliza junto a María Pita, Concepción Arenal, Juana de Vega y otras numerosas mujeres que son el orgullo que siente Galicia por la abnegación, heroicidad y virtud femenil que enarbolan.
Teresa Herrera no debe permanecer en nuestro recuerdo solo por el nombre otorgado en su honor a un afamado trofeio de fútbol, sino por su generosidad, entrega, piedad y amor.
Autor: Fernando López Rodríguez, Secretario de la Venerable Congregación del Divino Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores", encargado del Pregón de la Semana Santa de Sanxenxo 2018.
Fuente: Pequeño estracto de su publicación en la Revista Nazarenus 2018.
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