Acto penitencial: Demos gracias a Dios por su amor para con nosotros y para con la humanidad entera. Contemplando a María asunta al cielo, nos damos cuenta de la fuerza inagotable de este amor y reconocemos que sin él no podríamos hacer nada.
-Tú, el hijo de María, el Hijo de Dios: Señor ten piedad.
-Tú, el vencedor del pecado y de la muerte: Cristo ten piedad.
-Tú, que has hecho participar a María de tu victoria: Señor ten piedad.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos ala inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por NSJC.
Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 11, 19a; 12, 1. 3-6a. l0ab
SE abrió en el cielo el santuario de Dios, y apareció en su santuario el arca de su alianza.
Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está encinta, y grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo que tiene siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas, y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz. Y dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro, y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono; y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios. Y oí una gran voz en el cielo que decía: «Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo». Palabra de Dios.
Salmo responsorial 44, l0. 11-12. 16 (R/.: 10b)
R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
V/. Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha
está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
V/. Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna.
R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
V/. Prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor.
R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
V/. Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real.
R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 15, 20-27a
HERMANOS: Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza. Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies.
El último enemigo en ser destruido será la muerte, porque lo ha sometido todo bajo sus pies.
Palabra de Dios.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. María ha sido asunta al cielo, se alegra el ejército de los ángeles.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 1, 39-56
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantan do la voz, exclamó: «Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia”—como lo había prometido a “nuestros padres”— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa. Palabra del Señor.