"En diversos momentos y de muchas formas habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo" (Hb 1, 1-2)
Y es que la fe es la respuesta amorosa al amor de Dios manifestado en Cristo. Una virtud teologal que nos lleva a responder con plenitud a Cristo
, comprometiendo de forma total nuestra vida en su seguimiento, y en su adhesión encontramos el Camino que nos lleva al Padre mediante la acción del Espíritu santificador.
Según cita el Catecismo, en su texto Nº143 "Cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe. Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad, asistiendo libremente a lo que Dios revela. La Sagrada Escritura llama obediencia de la fe a esta respuesta del hombre a Dios que revela":
Por ello podemos afirmar que la fe es un don gratuito por parte de Dios y también un acto libre por parte del hombre, que tiene la triste posibilidad de rechazar el don de Dios.
LA FE ES...
- Sobrenatural (cfr. Jn 6, 60-62)
- Firme (cfr. Lc 5, 12; Jn 5, 24)
- Operativa (cfr. Jn 1, 35-39; 15, 2)
- Valiente (cfr. Mt 10, 32-33; Lc 9, 26)
- Dócil (cf. Jn 10, 26-29)
ENCENDAMOS NUESTRA FE
El Señor nos pone de manifiesto la importancia de la fe cuando realiza los milagros. Por ejemplo, cuando dice a Marta: "Todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre".
Cristo no es una figura que ya pasó. No es un recuerdo que se pierde en la historia. ¡Vive! Vive en tu corazón ayer, hoy y siempre, pues como decía San Pablo "Jesus Christus heri et hodie: ipse et in saecula", ¡Jesucristo ayer y hoy y siempre!
Para encender nuestra fe en nuestros corazones dejemos que Jesús nos hable de cómo vivir una auténtica vida de fe:
- La obediencia, que vemos en el milagro de la curación del ciego de nacimiento (cfr. Jn 9, 1-7)
- El desprendimiento, que hayamos en el milagro de la curación del ciego Bartimeo (cfr. Mc 10, 46-52)
- La humildad, vista en el milagro de la curación de la hemorroísa (cfr. Mt 9, 20-22)
Pidamos a Santa Rosalía y a la Virgen del Carmen, que en estos días celebramos sus festividades, que interceda por nosotros y nos conceda ese gran valioso don que es la fe, para que viva por y para siempre en nuestros corazones.
Fuente: Reflexiones espirituales Verano 2018