La muerte no es el final

Un año más y como es ya habitual desde el inicio de su Pontificado, Francisco oró por el eterno descanso de quienes han abandonado este mundo, e hizo especial hincapié en que contemplando el misterio de la resurrección de Jesús, el cristiano tiene la certeza de que la muerte no es el final; sino un paso más hacia la vida plena junto al Padre.

Hoy es un día de memoria

En su homilía pronunciada de manera espontánea, el Papa señaló que, “la liturgia de hoy es realista, es concreta. Nos enmarca en las tres dimensiones de la vida, dimensiones que hasta los niños entienden: el pasado, el futuro, el presente. Hoy es un día de memoria del pasado, un día para recordar a aquellos que han caminado antes que nosotros, incluso nos han acompañado, nos han dado vida. Recordar, hacer memoria. La memoria es lo que hace fuerte a un pueblo, porque se siente arraigada en un camino, arraigada en una historia, arraigada en un pueblo. La memoria nos hace comprender que no estamos solos, somos un pueblo: un pueblo que tiene historia, que tiene pasado, que tiene vida. Memoria de muchos que han compartido un viaje con nosotros, y están aquí. No es fácil de recordar. Nosotros – precisa el Pontífice – muchas veces, estamos cansados de volver atrás y pensar en lo que pasó: en mi vida, en mi familia, en mi gente. Pero hoy es un día de memoria, la memoria que nos lleva a las raíces: a mis raíces, a las raíces de mi pueblo”.

Hoy es un día de esperanza

Y también hoy, dijo el Papa Francisco, es un día de esperanza: la segunda lectura nos ha mostrado lo que nos espera. El Cielo nuevo, la tierra nueva y la ciudad santa de Jerusalén, nueva, hermosa. “La imagen que nos hace comprender lo que nos espera – señala el Papa – es la siguiente: La vi descender del cielo, descender de Dios, dispuesta como una novia adornada para su esposo”. Se espera la belleza. Memoria y esperanza, esperanza de encontrarnos, esperanza de llegar donde está el amor que nos creó, donde está el amor que nos espera: el amor del Padre.

Hoy es un día de camino

Y entre la memoria y la esperanza está la tercera dimensión, precisa el Pontífice, la del camino que debemos tomar y que hacemos. ¿Y cómo recorrer este camino sin equivocarnos? ¿Cuáles son las luces que me ayudarán a no equivocarme? ¿Cuál es el navegador que Dios mismo nos ha dado para no equivocarnos? Estas son las bienaventuranzas que Jesús nos enseñó en el Evangelio. Estas Bienaventuranzas – mansedumbre, pobreza de espíritu, justicia, misericordia, pureza de corazón – son las luces que nos acompañan para no equivocarnos: este es nuestro presente”.

Hoy pidamos la gracia de no perder la memoria

“Pidamos hoy al Señor que nos conceda la gracia de no perder nunca la memoria – invoca el Papa Francisco – de no ocultar nunca nuestra memoria, la memoria de una persona, la memoria de una familia, la memoria de un pueblo. Que nos conceda la gracia de la esperanza, porque la esperanza es un don suyo: saber esperar, mirar al horizonte, no permanecer cerrados frente a un muro. Siempre mirar al horizonte y esperar. Y nos  dé la gracia de comprender cuáles son las luces que nos acompañarán en el camino para no equivocarnos, y así llegar a donde nos esperan con tanto amor”.


“En nuestros cementerios están las tres dimensiones de la vida: la memoria, la vemos allí; la esperanza, la celebraremos ahora en la fe, no en la visión; y las luces que nos guían en el camino para no equivocarnos, las hemos escuchado en el Evangelio: son las Bienaventuranzas”

Fuente: Día de los fieles difuntos, Vatican News.

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