Monición de entrada
Hoy, en vísperas de la gran fiesta del nacimiento del Salvador, nuestra esperanza se hace plegaria, y con el profeta Isaías decimos: «Cielos, destilad desde lo alto la justicia, las nubes la derramen, se abra la tierra brote la salvación, y con ella germine la justicia».
La cercanía de la Navidad nos recuerda que hemos de esperar al Señor como lo hicieron a Virgen María y san José: con este propósito encendemos el cuarto cirio de la corona de Adviento.
Acto penitencia
- Luz del mundo, que vienes a iluminar a los que viven tinieblas del pecado:
- Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.
- Buen Pastor, que vienes a guiar a tu rebaño por las sendas de la verdad y la justicia: Cristo, ten piedad. R/. Cristo, ten piedad.
- Hijo de Dios, que volverás un día para dar cumplimiento a las promesas del Padre: Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.
Oracion colecta
DERRAMA, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que, quienes hemos conocido, por el anuncia del ángel, la encarnación de Cristo, tu Hijo, lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura de la profecía de Miqueas. Miq 5, 1-4a
ESTO dice el Señor: «Y tú, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel; sus orígenes son de antaño, de tiempos inmemorables. Por eso, los entregará hasta que dé a luz la que debe dar a luz, el resto de sus hermanos volverá junto con los hijos de Israel. Se mantendrá firme, pastoreará con la fuerza del Señor, con el dominio del nombre del Señor, su Dios; se instalarán, ya que el Señor se hará grande hasta el confín de la tierra. Él mismo será la paz». Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R/.: 4)
V/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
V/. Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece; despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
V/. Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó, y al hombre que tú has fortalecido. R/.
V/. Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos. 10, 5-10
HERMANOS: Al entrar Cristo en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo —pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí— para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad». Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Palabra de Dios.
Aleluya Mt 1, 23
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo le pondrán por nombre Emmanuel, “Dios con nosotros”. R/.
✠ Lectura del santo evangelio según san Lucas. Lc 1, 39-45
EN aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». Palabra del Señor.