IV DOMINGO DE ADVIENTO
MOTIVACIÓN
Cuando el ángel anunció a María que iba a ser la Madre de Jesús, le dijo también que su pariente Isabel esperaba un niño. Y María no remoloneó: al instante se puso en marcha y se fue a ayudar a su prima, que era ya mayor.
María es “bienaventurada” (Lc 1,45), dichosa, feliz; pero no se guarda la felicidad para ella sola (¡eso no sería felicidad!). Con el Niño en sus entrañas, María fue la misionera que llevó a Jesús a Isabel. Como Ella, también nosotros podemos llevar a Jesús a los demás.
Así que PRONTITUD y... ¡a anunciar!
ACOMPAÑANDO A MARÍA Y JOSÉ
El difícil camino de María y José va llegando a su término. Ellos, prestos y diligentes para acoger a Jesús en su corazón, serán también los primeros en poder contemplar en ese Bebé la ternura de Dios:
“María y José, los que no tenían lugar, son los primeros en abrazar a Aquel que viene a darnos carta de ciudadanía a todos. Aquel que en su pobreza y pequeñez denuncia y manifiesta que el verdadero poder y la auténtica libertad es la que cubre y socorre la fragilidad del más débil”.
(Papa Francisco)
REFLEXIÓN
Pienso en situaciones en las que, sabiendo que hay algo bueno que puedo o debo hacer, intento escurrir el bulto o tardo en ponerme en acción. Escribo mi propósito para responder mejor y más
rápidamente en alguna de esas ocasiones.
COMPROMISO
Me dispongo a participar en alguna actividad o celebración para anunciar la alegría del nacimiento de Jesús a los demás; por ejemplo, “Sembradores de Estrellas”.
ORACIÓN
“Señora que vas deprisa, ruega por nosotros”.