Monición de entrada
Bienvenidos hermanos a esta celebración litúrgica, en este octavo domingo del tiempo ordinario. Hasta este domingo llegamos celebrando el tiempo ordinario, lo interrumpiremos para dar paso a la cuaresma, que iniciará con el Miércoles de Ceniza de esta misma semana.
La liturgia de hoy nos da ya las pautas para entrar en ese tiempo de ayuno y oración, pidiendo que pongamos nuestra confianza absoluta en Dios y no en las cosas materiales.
Abandonados en la providencia divina, nos preparamos para celebrar esta Santa Misa, de pie, cantando el canto de entrada...
Acto penitencial
Señor, ten piedad.
-. Tú, que has venido a llamar a los pecadores: Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.
-. Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad
Oración colecta
CONCÉDENOS, Señor, que el mundo progres según tu designio de paz para nosotros, y que tu Iglesia se alegre en su confiada entrega. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del primer libro de Samuel. Eclo 27, 4-7
CUANDO se agita la criba, quedan los desechos; así, cuando la persona habla, se descubren sus defectos. El horno prueba las vasijas del alfarero, y la persona es probada en su conversación. Él fruto revela el cultivo del árbol, así la palabra revela el corazón de la persona. No elogies a nadie antes de oírlo hablar, porque ahí es donde se prueba una persona. Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 91, 2-3. 13-14. 15-16 (R/.: cf. 2a)
V/. Es bueno darte gracias, Señor.
R/. Es bueno darte gracias, Señor.
V/. Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad. R/.
V/. El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios.R/.
V/. En la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, mi Roca, en quien no existe la maldad. R/
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 15, 54-58
HERMANOS: Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: “La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?”. El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley. ¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! De modo que, hermanos míos queridos, manteneos firmes e inconmovibles. Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor. Palabra de Dios.
Aleluya Flp 2, 15d-16a
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida. R/.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 6, 39-45
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “¿Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca». Palabra del Señor.