Hay cosas que no se pueden medir, ni valorar. Nuestros cortos esquemas, a veces, nos impiden ver más allá de lo que es útil para tener un valor que va más allá de las puras sumas de números y de personas. Es el factor humano el que nos ayuda a descubrir los tesoros con los que habitualmente nos encontramos. En estas páginas, del periódico Xtantos 2019, encontrarás datos, algunos incuestionables.
Si quieres ir más allá, podrás descubrir tanto como la Iglesia hace y que se muestra anualmente en la Memoria de Actividades. Son datos y números, así es.Además, con un informe de aseguramiento razonable que firma cada año PriceWaterhouseCoopers. Son números y cantidades bien comprobados, asegurados por esta auditora internacional en su sistema. Detrás de todo ello hay personas, historias, situaciones personales que reclaman de la sociedad más justicia, más humanidad.
Casi suplicantes te pedimos que mires la Memoria de Actividades en toda su extensión; que, descubras la cantidad de personas que tienen alma en sus páginas frías de datos y números.
Pero queremos ir mucho más allá. La presencia de la Iglesia en nuestra sociedad no se puede cuantificar solo por el impacto económico que supone, por ejemplo, con el patrimonio, con el cuidado que ha hecho de él a lo largo de los siglos y de cómo, día a día, mes a mes, año a año, supone un aumento del Producto Interior Bruto de nuestro país. Tampoco por los miles de personas que son atendidas día a día, en un ámbito u otro, por las instituciones de la Iglesia: drogodependientes, enfermos, mayores, niños, millones de personas que encuentran respuesta real a su situación. Todo eso tiene un gran valor. No hay ninguna institución ni en nuestras ciudades ni en nuestro país ni en el mundo que ayude tanto como la Iglesia.
Con todo, y con lo importante que es, la Iglesia y su presencia tiene un valor que va más allá de eso. Ofrece no solo ayuda material; también acompaña en la soledad, ofrece consejo y esperanza. Está en los momentos en los que se la necesita con personas concretas, entregadas en una tarea, sencillamente, de humanidad. Por eso, con san Pablo VI, podemos decir que «la Iglesia es experta en humanidad». Su sola presencia ya es un bien social que hay que valorar independientemente de creencias y de beneficios dinerarios.
Tú, si no eres creyente, podrás valorar todo el bien que se hace. Y tú, si Dios es el centro de tu vida e intentas que el Evangelio sea la guía de tu vida, encuentras en la Iglesia el ámbito natural de desarrollo de tu fe. A todos os pedimos que más allá de cualquier cosa podamos descubrir juntos el rostro humano de la Iglesia y su construcción de un mundo un poco mejor. Así, juntos, cada uno podemos hacer algo nuevo, un mundo mejor.
Fuente: Editorial Periódico Xtantos