ENCUENTRO.-
Sábado 11: Reunión de padres de
los jóvenes de confirmación a las 16:30h.
Además de la charla de la
catequista Ana, asistirán los catequistas de confirmación, para explicar en que
consiste y cómo se va a desarrollar la preparación intensiva de los chicos,
para su confirmación que se celebrará el próximo 20 de octubre.
El último sábado de mayo
tendremos un encuentro parroquial de los catecismos de Nantes y Sanxenxo en la
casa parroquial de Nantes, donde los niños disfrutarán de una jornada llena de
actividades: juegos, carreras, futbol, búsqueda del tesoro…
Será desde la mañana a la tarde,
comeremos allí comida de traje (yo traje bocata, yo traje tortilla…), también
los padres se pueden incorporar a nuestro día de fiesta.
Todo organizado por los jóvenes
del último grupo confirmado y con la colaboración de los catequistas de ambos
catecismos.
Hay que apuntarse, cuanto antes
mejor, para organizar todo y que los chicos puedan preparar el material que
necesitan para la gran cantidad de juegos que nos tienen preparados.
¡Animaros a pasar una
jornada todos juntos divirtiéndonos!
Seguiremos dando más
información, pero ¡hay que anotarse ya!
EL TESORO DE JESÚS.-
Al comienzo de la Cuaresma, a los
niños del catecismo se les explicó lo que era la Cuaresma, tiempo de perdón y
oración. Se les recomendó que hicieran el propósito de rezar todas las noches
una oración especial durante este periodo litúrgico. A los de 1º, el Padrenuestro; a los de 2º, el
Credo; a los de 3º, el Señor mío Jesucristo; y a los demás, que leyeran cada
noche un poquito del Evangelio. Si cumplían esto, en Pascua de Resurrección
tendrían un tesoro, “El Tesoro de Jesús”.
Al reinicio del catecismo, cuando
Don Samuel les preguntó si habían cumplido lo propuesto, dijeron que sí, unos
más convencidos que otros, tal vez no todas las noches se acordaron, pero seguro
que alguna sí. Y entonces, a final de la Santa Misa apareció el tesoro, un baúl
que había que abrir.
No sé si la intención de rezar
todos los días había sido muy fuerte, pero la curiosidad por saber qué había
allí dentro sí que lo fue. Querían, pero al mismo tiempo les daba un poquito de
reparo abrirlo. Al final los más pequeños se animaron y apareció el tesoro, un
montón de chuches y monedas de chocolate, y todos llevaron las manos y los
bolsillos llenos.
Quizá ahora no lo hayan
entendido, pero el auténtico tesoro para Jesús fueron sus oraciones, sus
lecturas, esos momentos en que se acordaban de él. Y seguro que a lo largo de
su vida, más de una vez, se acordarán que rezar y confiar en Jesús es un
tesoro, al que pueden acceder siempre que lo necesiten y quieran.