Domingo II del Tiempo de Adviento. "Inmaculada Concepción".

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Hermanos y hermanas, celebramos hoy la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María, que, llena de gracia y bendita entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de su concepción fue preservada de toda culpa original, por singular privilegio de Dios. El año 1854 la concepción inmaculada de la Virgen María fue definida como dogma por el papa Pío IX; esta declaración papal asume la larga tradición de la Iglesia de Oriente y Occidente, que ya desde antiguo profesaba esta verdad de fe.
España destacó por su activo papel en esta proclamación y por esta razón es nuestra patrona. Y ahora, en este II Domingo de Adviento, con gozosa esperanza encendemos el segundo cirio de la corona de Adviento.

Acto penitencial
Nos reconocemos pecadores ante Dios y los demás, e invocamos a la Virgen María, refugio de pecadores, para que interceda por nosotros, diciendo: Yo confieso… Oración colecta
OH, Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen preparaste a tu Hijo una digna morada y, en previsión de la muerte de tu Hijo, la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.

Lectura del libro del Génesis. Gn 3, 9-15. 20
DESPUÉS de comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo: «Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón». Adán llamó a
su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven. Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 97, 1. 2-3ab. 3c-4 (R/.: 1)
V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
R/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.
V/. El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
BENDITO sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, hemos heredado también, los que ya estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad, para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías. Palabra de Dios.

Aleluya Lc 1, 28
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 1, 26-38
EN aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró. Palabra del Señor.

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