Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Este Domingo 21 de Junio, celebramos la Solemnidad del Corazón de Jesús.

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.

La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.

El 16 de junio de 1675, se apareció Nuestro Señor mostrando su Corazón, a Santa Margarita María de Alacoque.

Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz. Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor."

Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón.
La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

Monición de entrada
Una fiesta cargada de un profundo significado: - Miramos el Corazón herido de Cristo que es fuente de nuestra salvación y casa de nuestras vidas y de nuestros caminos. - Contemplamos el Corazón traspasado y abierto del Salvador que nos enseña que el amor verdadero hay que vivirlo de cara a los demás. Hoy queremos pedirle al Señor que su Corazón sea nuestro centro y nuestro apoyo, nuestro consuelo y nuestro descanso. Que nos ayude a tener un corazón como el Suyo: sensible, acogedor, sencillo, que perdona, ama y construye, que da esperanza y es capaz de ponerse en el lugar del otro.

Acto penitencial
-Tú que has venido a sanar los corazones afligidos: R/. Señor, ten piedad.
-Tú que nos has amado hasta el extremo: R/. Cristo, ten piedad.
-Tú que nos has revelado el amor de Dios Padre: R/. Señor, ten piedad.

Oración colecta
Oh Dios, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por nuestro Señor Jesucristo.

Lectura del libro del Deuteronomio 7, 6-11
En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo: -«Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones.
Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona. Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy. » Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 10 (R/.: 17)
V/. La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
R/. La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
 V/. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,y no olvides sus beneficios. R/.
 V/. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.
 V/. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.
 V/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan. 1 Jn 4, 7-16
QUERIDOS hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios Y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. Palabra de Dios.

Aleluya Mt 11, 29ab
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Tomad mi yugo sobre vosotros -dice el Señor-,
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 11, 25-30
EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera». Palabra del Señor.

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"