Escribe el Párroco: "Los primeros y los últimos"

La palabra de Dios es siempre salvadora, y también nos ayuda a rectificar haciéndonos notar que a veces nuestros juicios son torcidos y pobres.

En la parábola, el dueño de la viña es Dios, los jornaleros somos todos los hombres en las muy distintas situaciones y circunstancias de nuestra viada.

Jesús dirige la parábola a los que no lo aceptan y piensan que ellos eran los únicos con derecho a la revelación y a la salvación.

Pero San mateo descubre en su evangelio otros destinatarios que ya estaban en el corazón de Cristo. San mateo, con ello, dice a los cristianos convertidos del judaísmo que no están por encima de los venidos del paganismo.

Además, esta parábola tiene un sentido universal y se aplica a todos los tiempos y edades, y a todos los hombres.

En la Iglesia hay trabajadores desde la más tierna infancia y juventud; otras personas se han convertido más tarde o casi casi al final de su vida.

La gracia es un don de Dios, y no se paga, ni se compra, es puro don gratuito de Dios. No depende de los méritos y la valía personal de cada uno, sino la pura generosidad de Dios. Así lo vemos en la parábola cuando el dueño da la misma paga a los últimos igual que a los primeros.

La gracia de Dios siempre es un favor inmerecido y no descansa sobre las obras del hombre.

El dueño de la viña les explica que la retribución no está basada en su mérito personal sino en su generosidad, quien tiene la libertad de dar a cada uno lo que crea conveniente. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?.

¡Cómo se nos mete la envidia! Eso de que el otro reciba más que yo, que sea más que yo… No queremos estar a la par. Queremos estar arriba. La queja no es que ellos debían recibir más dinero, sino que el dueño ha igualado con ellos a los que llegaron casi al final de la jornada laboral. ¡Qué orgullosos nos sentimos de nuestras obras!

¡Cuántos problemas de este tipo encontramos en ambientes católicos! No hay más que observar.

Jesús nos enseña que la relación de Dios con nosotros es de gratuidad, de paternidad, es de amor. Dios se fija en nuestra necesidad, no en los méritos que creamos tener.

El denario, la paga, es Dios mismo, es su amistad, el privilegio de que haya contado conmigo para trabajar en su viña, desde la primera hora sirviéndole a el al servir a los hermanos. Y estoy contento porque, al fin, también aquel que ha dado vueltas y mas vueltas vagabundeando con su vida a cuestas malgastándola, por fin, también se ha encontrado con Cristo y alcance la salvación.

¡Que su palabra llegue a lo hondo de nuestra alma y que cada uno de nosotros, nos sintamos agradecidos por ser llamados a trabajar en su campo a la hora que el Señor quiera!.

+Monseñor Don Samuel G. T.
Párroco de San Ginés de Padriñán



Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"