Monición de entrada
Hemos venido a la eucaristía respondiendo a la invitación que el Señor y su Iglesia nos hacen este domingo. En el Evangelio escucharemos la parábola de los invitados al banquete de bodas. El Señor nos ayude siempre a vestir un traje hecho de buenas obras, a la altura del banquete al que se nos convida y que ahora iniciamos.
Acto penitencial
- Tú, que nos invitas al banquete de tu reino: R/. Señor, ten piedad.
- Mantennos siempre revestidos de tu gracia: R/. Cristo, ten piedad.
- Que formemos parte del número de tus elegidos: R/. Señor, ten piedad.
Oración colecta
TE pedimos, Señor, que tu gracia nos preceda y acompañe, y nos sostenga continuamente en las buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del libro de Isaías. Is 25, 6-10a
PREPARARÁ el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo -lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor». Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6. (R/.: 6cd)
V/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
R/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.
V/. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
V/. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. Fil 4, 12-14. 19-20
HERMANOS: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mis tribulaciones. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.
Aleluya Cf. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama. R/.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 22, 1-10
EN aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”. Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales». Palabra del Señor.
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