Misa de Nuestra Señora del Rosario

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Hacemos hoy memoria de nuestra Señora, la Virgen María, en la Advocación del Rosario. María aparece siempre en comunión con Jesucristo sus Hijo, en los momentos importantes– misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos– de su vida; momentos– misterios– que nosotros meditamos en los breves enunciados que encabezan las decenas del Rosario. Después de 12 turnos de oración, contemplación y alabanza, de este gran Maratón del Rosario, celebramos ahora la Eucaristía en honor de nuestra Señora, para mayor Gloria de Dios y provecho del pueblo cristiano.

Acto penitencial

- Tu que has venido a salvar al pueblo de sus pecados, R/. Señor ten piedad

- Tu el fruto vendito del Vientre de María. R/. Cristo ten piedad

- Tu que eres nuestra paz. R/. Señor ten piedad

Oración colecta

Señor, tu que nos has hecho conocer los misterios gozosos de la Encarnación de tu Hijo, y los misterios luminosos de la predicación del Reino, la institución de la Eucaristía y la fundación de la Iglesia, concédenos tu gracia por intercesión de la Santísima Virgen María, para que acompañando a Cristo en los misterios dolorosos de sus pasión y muerte, podamos participar así, de su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles, 1, 12-14

Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago. Todos ellos se dedicaban a la oración en común, juntó con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Palabra de Dios.

Salmo responsorial. Le 1, 46-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55

V/. Bienaventurada eres, Virgen María,

R/. Bienaventurada eres, Virgen María,

V/. Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R.

V/. Porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. R.

V/. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón. R.

V/. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. R.

V/. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. Fil 4, 12-14. 19-20

HERMANOS: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mis tribulaciones. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Aleluya Le 1, 28

Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo;

bendita tú eres entre las mujeres. R/. Aleluya

✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc, 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: —«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: —«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: - «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel. Palabra del Señor.

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